La situación de Luiz Inácio Lula da Silva marcó las últimas semanas y las posibles alianzas para las elecciones del 7 de octubre en Brasil. Preso en Curitiba desde abril, con una condena por delitos de corrupción ratificada por un tribunal de segunda instancia, todo indica que Lula no podrá ser candidato en octubre. Pese a ello, el Partido de los Trabajadores (PT) optó por ratificar el nombre de su líder, el candidato favorito según todos los sondeos de intención de voto, y lo inscribirá en el Tribunal Supremo Electoral antes del 15 de octubre, cuando cierra el plazo para hacerlo. Será ese organismo el que defina si Lula puede ser candidato.

Ayer la defensa de Lula retiró un recurso que había presentado ante el juez Edson Fachin, del Supremo Tribunal Federal, para pedir la liberación del ex presidente. Lo hizo después de que Fachin advirtiera que el tratamiento de ese recurso podía implicar que esa corte se refiriera en su fallo a si Lula es o no elegible en las elecciones, un pronunciamiento que sería definitivo. Según el diario Folha de São Paulo, la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, dijo que Lula renunció a la libertad “en nombre del compromiso con el país y de su dignidad”.

En caso de que el ex presidente no pueda postularse, probablemente la candidatura quedará en manos de Fernando Haddad, que fue elegido por la dirección del PT como su compañero de fórmula. Dentro del partido, Haddad es visto desde hace años como un eventual sucesor de Lula, y los plazos parecen acelerarse. Ganó visibilidad durante los dos primeros gobiernos del PT, en los que fue ministro de Educación, entre 2005 y 2012, y en 2013 el partido decidió apostar por él para la alcaldía de San Pablo, un cargo que es visto como la antesala de una candidatura presidencial. Además, Haddad no aparece vinculado con los esquemas de corrupción en los que han sido involucrados distintos políticos de Brasil, aunque sufrió el impacto que esos casos causaron en el PT, y en 2016 no logró la reelección.

Haddad contó con un discreto apadrinamiento dentro de su partido, tanto de Lula como de Hoffmann, y se impuso a nombres de dirigentes con más trayectoria, como el ex gobernador de Bahía Jacques Wagner, que sonaban para acompañar al ex presidente en la fórmula. En los últimos meses fue designado coordinador del equipo que prepara el programa de gobierno que el PT llevará a las elecciones, y su nombre se incluyó en el grupo de abogados defensores de Lula, con el objetivo de que pudiera tener más reuniones con el ex mandatario y que estas pudieran ser más extensas.

Una eventual salida de Lula dejaría a Haddad como candidato y, según dijeron fuentes de la dirección del PT a medios brasileños e internacionales, que pidieron no ser identificadas, la edila comunista Manuela D’Ávila sería su compañera de fórmula. Esto explicaría la decisión del Partido Comunista, que el domingo de noche, poco antes de que venciera el plazo para que las direcciones de las agrupaciones políticas confirmaran a sus candidatos, retiró la candidatura de D’Ávila. Fue una sorpresa, porque por primera vez en siete elecciones los comunistas iban a presentarse en solitario, sin aliarse con el PT.

Otros nombres

La salida de D’Ávila de la carrera presidencial deja a la izquierda brasileña con tres candidatos en las elecciones de octubre. A Lula se suma el el líder del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra, Guilherme Boulos, quien será candidato del Partido Socialismo y Libertad, acompañado por la líder indígena Sônia Guajajara. El tercero es Ciro Gomes, un ex ministro de Lula que formó parte de seis agrupaciones políticas diferentes antes de formar la propia: el Partido Democrático Laborista. Su compañera de fórmula será la senadora conservadora Kátia Abreu, ex ministra de Dilma Rousseff, que es muy cercana a la ex presidenta y que dejó el Movimiento Democrático Brasileño después de que este respaldara el juicio político que la desplazó del cargo.

Hasta último momento Gomes buscó una alianza con el PT, pero este partido se mostró esquivo e incluso llegó a un polémico acuerdo con el Partido Socialista Brasileño (PSB, de centro) que lo perjudica. El pacto establece que el PT dejará las candidaturas a gobernador en cuatro estados para respaldar a los postulantes del PSB y que, como contrapartida, esta organización política no respaldará a ninguno de los candidatos para las elecciones presidenciales. Cuando se llegó a ese acuerdo el PSB evaluaba respaldar a Gomes.

Cuando los brasileños lleguen a las urnas encontrarán tres candidaturas de izquierda, algo que, según indican las encuestas hasta ahora, en caso de que Lula no compita, dejará a los tres postulantes fuera de la segunda vuelta, prevista para el 28 de octubre.

En la última encuesta de Datafolha, publicada en julio, Lula vuelve a aparecer como el candidato favorito, con una intención de voto de 30%. En unas elecciones sin el ex presidente, Gomes cuenta con un respaldo de 10% y Haddad y Boulos apenas llegan a 1%.