Los diputados franceses rechazaron ayer las dos mociones de censura impulsadas por partidos opositores contra el gobierno del presidente, Emmanuel Macron, por la gestión del escándalo que protagonizó uno de sus ex jefes de seguridad cuando golpeó a manifestantes haciéndose pasar por policía durante las protestas del 1º de mayo. Los legisladores del partido de gobierno, La República en Marcha, lograron frenar las iniciativas gracias a la mayoría absoluta que conforman en el Parlamento.

La primera moción fue presentada por el partido de derecha Los Republicanos y reunió el apoyo de 143 diputados, lejos de los 289 necesarios para que fuera aprobada. La segunda, impulsada por las tres bancadas de la izquierda francesa (Partido Socialista, La Francia Insumisa y Partido Comunista), recabó apenas 74 votos.

A pesar de que no lograron ponerse de acuerdo en la votación de las mociones, los partidos de izquierda y las formaciones de derecha sí coincidieron ayer en la “deriva autocrática del Estado de derecho” por el caso en torno a Alexandre Benalla. En el debate previo a las mociones, representantes de todas las formaciones opositoras criticaron al gobierno por “monárquico”, “autocrático” y “autoritario”, y pidieron a la mayoría parlamentaria no suscribir mediante el silencio la actuación del Elíseo en el mayor escándalo que ha enfrentado Macron desde que llegó al poder.

Los diputados del ultraderechista Agrupación Nacional –ex Frente Nacional– respaldaron las dos mociones y también hablaron de “totalitarismo” en la actuación del gobierno.

Por su parte, el primer ministro francés, Édouard Philippe, acusó a la oposición de “instrumentalizar” el “caso Benalla” con el objetivo de perjudicar a Macron. “Las tentativas de encausar al presidente sólo tienen un interés político”, dijo Philippe: “desacelerar” el ritmo de las reformas impulsadas por el Ejecutivo.

La semana pasada, en su primera y hasta el momento única declaración pública sobre el tema, Macron aseguró que él es “el único responsable” de la gestión de la crisis, porque “le dio la confianza” a Benalla, y “confirmó la sanción” de 15 días de suspensión que se le impuso en un principio.