Varias de las torcidas de los equipos más grandes de Brasil emitieron comunicados en redes sociales referidos a las elecciones del 7 de octubre. En la mayoría de los casos lo hicieron para pedirle a la gente que no vote al candidato ultraderechista Jair Bolsonaro, diputado y ex capitán del Ejército, que se presenta con el respaldo del Partido Social Liberal.

Los pronunciamientos comenzaron después de que Felipe Melo, jugador de Palmeiras, le dedicara un gol al candidato. Con el gol de Melo su equipo empató 1-1 con Bahía; después del partido, el jugador dijo ante las cámaras: “Quiero agradecer a Dios y a mi familia por el gol. Este gol va para nuestro futuro presidente: Bolsonaro”.

No es usual en Brasil que los jugadores declaren su apoyo político mientras se mantienen en actividad (una de las pocas excepciones fue el caso de Neymar, que grabó en 2014 un video en el que manifestó su respaldo a la candidatura de Aécio Neves a la presidencia). En cambio, sí es habitual que, una vez retirados, algunos jugadores decidan volcarse a la política. Uno de los casos más conocidos de los últimos años es el de Romário, que es senador y en estas elecciones se postula al cargo de gobernador de Río de Janeiro por el partido Podemos. A fines de 2017, Ronaldinho amagó con volcarse él también a la política, sumándose al partido de Bolsonaro para presentarse como candidato a senador, pero su candidatura no se concretó.

Lo inédito del caso de Melo, que en su momento se pronunció a favor del impeachment contra Dilma Rousseff y es un defensor de la dictadura brasileña, igual que Bolsonaro, motivó varias reacciones. Esa misma noche, los diarios informaban que la Fiscalía del Supremo Tribunal de Justicia Deportiva evaluaba si tenía elementos para sancionar al futbolista, pese a que el Código Brasileño de Justicia Deportiva no cuenta con ningún artículo que se refiera a las expresiones de los jugadores fuera del campo del juego. “No recuerdo ningún caso similar [...] confieso que, disciplinariamente, debe ser evaluado cautelosamente, pero imaginate si se transforma en una moda”, dijo a Folha de São Paulo el responsable de esta fiscalía, Felipe Bevilacqua.

Las declaraciones de Bevilacqua fueron rechazadas por uno de los sindicatos de los jugadores de fútbol de Brasil, que defendió la libertad de expresión de Melo. Finalmente, la fiscalía manifestó que no sancionaría al futbolista, aunque recordó que está prohibido cualquier pronunciamiento dentro del campo de juego.

Ese mismo fin de semana la candidatura de Bolsonaro fue protagonista en otro estadio, en el clásico entre Atlético Mineiro y Cruzeiro. La hinchada del primer cuadro cantó: “Cruzeirense, ten cuidado, Bolsonaro va a matar a los desviados”, palabra con la que se denomina despectivamente a los homosexuales en Brasil. En esa ocasión hubo un pronunciamiento institucional: Atlético Mineiro lamentó “las manifestaciones homófobas de parte de los hinchas”.

También en el caso de Melo hubo un comunicado del club: “La posición política del atleta Felipe Melo refleja, única y exclusivamente, una manifestación particular y no de la institución”, indicó Palmeiras en un comunicado.

Desde la hinchada también llegaron reacciones. Un grupo de la torcida denominado Palmeiras Antifascista, dijo en redes sociales que repudiaba “al político fascista Bolsonaro y a cualquiera de sus seguidores”.

Otras hinchadas de Brasil, que están muy organizadas y que frecuentemente se autogestionan para hacer cosas por el club o incluso para llevar adelante iniciativas sociales, se contagiaron de este llamado y emitieron sus propios comunicados contra Bolsonaro. Uno de los casos más destacados fue el del líder de la barra de Corinthians, Digão González, quien publicó una carta abierta titulada “Gavião (como se denominan a sí mismos los hinchas de Corinthians) no vota a Bolsonaro”. “Algunos de ustedes están apoyando a un sujeto que va en contra de todas las ideas que defendemos”, indica la carta, “por lo que les pido que, si van a seguir apoyándolo, repiensen su camino dentro de nuestra institución”. Concluye: “Somos una barra que defiende los derechos de nuestro pueblo y no podemos dejar que nuestro mayor representante, el que gobierna el país, esté contra nosotros y contra todo aquello por lo que luchamos”.

Pocos días antes de que González se pronunciara, dos hinchas mujeres de Corinthians fueron detenidas un rato durante un partido de su equipo por mostrar, durante el encuentro, carteles a favor de la candidatura de Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, una práctica prohibida en los estadios.

También Flamengo se sumó a la ola de pronunciamientos. Su hinchada emitió un comunicado en el que recordó los sufrimientos causados por la dictadura brasileña, subrayó que Bolsonaro defiende la actuación de los militares en ese período y se hizo eco del hashtag #EleNão, una campaña promovida por mujeres que se oponen a un candidato misógino.

Por su parte, la hinchada de Internacional de Porto Alegre, conocido por ser el primer equipo de primera línea que incorporó a jugadores negros en sus filas, dijo que sería incoherente que sus integrantes respaldaran a Bolsonaro, que ha hecho numerosas declaraciones racistas.

Otro deporte

A mediados de setiembre, dos jugadores de la selección de vóleibol de Brasil aparecieron en imágenes oficiales tomadas después de un partido haciendo con las manos el número 17, con el que estará identificado Bolsonaro en las urnas electrónicas el 7 de octubre. Como consecuencia, la Confederación Brasileña de Vóleibol emitió un comunicado advirtiendo que tomaría medidas para que no volvieran a hacerse pronunciamientos políticos en instancias oficiales.