Brasil se encamina a celebrar el 7 de octubre una primera vuelta en la que el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad, y el del Partido Social Liberal, el ultraderechista Jair Bolsonaro, serán los más votados y deberán enfrentarse en un balotaje el 28 de octubre, según las conclusiones de las encuestas.

Ayer fue difundido un nuevo sondeo de la consultora Ibope, cuyos resultados, comparados con el anterior, realizado entre el 16 y el 18 de setiembre, muestran un crecimiento de Haddad y un estancamiento de Bolsonaro. Los números indican que el apoyo a Haddad creció de 19% a 22% en este período y que Bolsonaro se quedó con el mismo 28% que tenía la semana pasada. Tampoco muestran cambios el respaldo de Ciro Gomes (11%) ni el de otros candidatos con menos intención de voto. A su vez, Marina Silva, de Rede Sustentabilidade, bajó un punto (de 6% a 5%) y Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña, creció en la misma medida (de 7% a 8%).

Bolsonaro sí creció, al igual que Haddad, en la medición del rechazo a los candidatos: el dirigente ultraderechista pasó de 42% a 46%, y el del PT, de 29% a 30%. Según Ibope, esta es la primera vez que los favoritos en las encuestas tienen una tasa de rechazo tan alta.

Esta es la primera encuesta en la que Bolsonaro no crece desde que fue apuñalado, el 20 de agosto, y su apoyo se había mantenido al alza desde que comenzó la campaña. En la segunda vuelta, según Ibope, Haddad se convertiría en el futuro presidente de Brasil.

Algunos analistas consultados por medios brasileños consideraron ayer que hay dos fenómenos detrás de este estancamiento. Uno es la posibilidad de que el candidato haya llegado a su tope de respaldo, y otro que la perspectiva de que pudiera ganar las elecciones llevó a que se generara un movimiento en su contra en los más diversos sectores, desde políticos que se le oponen hasta movimientos de mujeres.

También los medios de comunicación han puesto a Bolsonaro en el punto de mira, dando a conocer información que puede estar perjudicando su candidatura. Ayer, por ejemplo, Folha de São Paulo difundió que la ex esposa de Bolsonaro, Ana Cristina, denunció en 2011 que él la había amenazado de muerte y que, como ella estaba en el exterior, le solicitó a la cancillería que operara a su favor en las disputas que tenían al separarse.

Mientras tanto, el centro y la derecha buscan encontrar la manera de acercarse a la segunda vuelta, y algunos no descartan la posibilidad de promover una candidatura común durante la última semana de campaña. Esta idea fue impulsada, entre otros, por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso en una carta abierta en la que llamaba a evitar un gobierno de extremos, refiriéndose tanto a Bolsonaro como a Haddad.

El movimiento No a los extremos, liderado por el ex ministro de Justicia Miguel Reale, convocó a un encuentro a Silva, Alckmin, Álvaro Dias, de Podemos, y Henrique Meirelles, del gobernante Movimiento Democrático Brasileño. Sin embargo, las diferencias entre los candidatos y las dudas sobre quién asistiría llevaron a que la reunión no se concretara. Según informó Folha de São Paulo, entre los que se negaron a asistir se encontraron Silva y Meirelles, mientras Alckmin y Dias habían confirmado su presencia.