A mediados de agosto Iván Márquez, el número dos de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), el partido que se formó tras la desmovilización de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, abandonó el lugar en el que residía. Desde abril, Márquez vivía en Miravalle, una de las zonas a las que se dirigieron los ex guerrilleros para abandonar las armas.

En una carta, Márquez manifestó que se había ido a raíz de la captura de Jesús Santrich, otro ex integrante de la guerrilla, que sería extraditado a Estados Unidos por delitos de narcotráfico cometidos después de la firma de los acuerdos de paz. Junto a Santrich, en abril, fueron detenidos un sobrino de Márquez, Marlon Marín, y otros dos ex guerrilleros.

A comienzos de setiembre, la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia confirmó que Márquez y otros cinco ex líderes de la guerrilla desmovilizada habían abandonado las zonas de reincorporación y se desconocía su paradero. La partida de Márquez generó una serie de reclamos de políticos oficialistas y organismos estatales que le exigieron que reapareciera, mientras que su partido político confirmó que tampoco sabía cuál era su paradero.

Uno de los últimos reclamos fue presentado el viernes por la Jurisdicción Especial para la Paz, que le dio al alto comisionado para la Paz de Colombia, Miguel Ceballos, un plazo de diez días para informar sobre el paradero de los 31 ex jefes de la guerrilla, entre ellos los seis que abandonaron las zonas de desmovilización. En paralelo, la Jurisdicción Especial para la Paz les pidió a los ex jefes que presenten sus informes, personalmente o mediante sus abogados, y manifiesten si siguen comprometidos con el acuerdo de paz.

La de la Jurisdicción Especial para la Paz fue sólo una de las varias acciones dirigidas a encontrar a Márquez: un grupo de senadores viajó a la zona en la que residía para intentar encontrarlo, y el líder de su partido, Pablo Catatumbo, le pidió que se pronunciara sobre su situación para impedir que “las especulaciones sigan haciendo carrera”.

Después de varios días sin tener respuesta, el partido FARC anunció que llevará el caso de Márquez a su comisión de ética, lo que podría derivar en su expulsión de la organización política.

El último de los pronunciamientos a raíz de la desaparición de Márquez fue hecho el lunes, cuando la Comisión de Paz del Senado colombiano le envió una carta abierta en la que le pide que exprese “de manera inequívoca” su compromiso con el acuerdo de paz, le manifiesta su preocupación por su abandono de Miravalle y por el “prolongado silencio” de algunos dirigentes. Además, la comisión se muestra dispuesta a colaborar para garantizar su seguridad física y jurídica.