La Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) inició ayer un paro de 36 horas con el respaldo de decenas de movimientos sociales, entre ellos Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular. Algunos sindicatos que todavía forman parte de la Confederación General del Trabajo (CGT) pero se están nucleando en el Frente Sindical para el Modelo Nacional, lanzado este mes, se unieron a las movilizaciones, aunque el paro convocado por esta central recién comienza hoy.

La CTA y la CGT convocaron estos paros después de la depreciación del peso argentino, que se reflejó en que a fines de agosto el dólar superara los 40 pesos, cuando un año antes había cotizado a menos de 20. Esta situación llevó al gobierno de Mauricio Macri a revisar (por tercera vez en el último año) todas las metas que había fijado para la economía. La semana pasada el Ejecutivo reconoció que la inflación terminará el año en 42% y la economía tendrá una contracción de 2,4%. Sindicalistas, opositores políticos y algunos economistas aseguran que, en diciembre, las cifras presentarán un panorama aun peor.

Pero el gobierno empezó el año diciendo que la inflación en 2018 sería de 15%, y por eso estableció esa cifra como tope para las negociaciones salariales de este año, conocidas como paritarias. En algunos sectores, trabajadores y empresarios acordaron aumentos mayores o incluyeron cláusulas de ajuste automático previendo que la inflación podía superar ese porcentaje. Sin embargo, en los demás, el salario real podría sufrir una caída superior a 10%, porcentaje que la convertiría en la mayor en 15 años, según dos consultoras citadas por el diario Tiempo Argentino.

“Hay dos millones de personas que no llegan al final del día. Ya no estamos hablando de llegar a fin de mes, estamos hablando del día”, aseguró ayer Hugo Yasky, secretario general de una de las corrientes de la CTA, al inicio de las movilizaciones. Además, criticó que el gobierno no tenga entre sus prioridades la creación de trabajo, porque “en ningún país del mundo se sale de una crisis económica sin generación de empleo”.

Antes del acto y del paro convocado por la CGT para hoy, Carlos Acuña, uno de los dirigentes que integran el triunvirato que lidera la central sindical, dijo al diario Página 12 que “el mensaje al gobierno es que escuche la voz el pueblo”, y agregó: “Lo único que le escucho decir al presidente es que quiere calmar a los sectores financieros. ¿Quién le calma el hambre a la gente, la falta de trabajo, las tarifas?”.

Ya en el acto de ayer, al cierre de la movilización, en Plaza de Mayo, Yasky fue uno de los oradores principales. “Vamos a estar en la calle hasta que cambie la política económica”, dijo, en un discurso en el que afirmó que el gobierno está “de rodillas” ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). También se refirió a que desde que comenzó la actual administración los movimientos sociales y sindicatos han conseguido acercar posiciones. “Hay que sostener la unidad, construir un plan de lucha para la emergencia social, laboral y educativa”, consideró.

También Pablo Micheli, el líder de la otra corriente de la CTA, coincidió con él. “Hay que convencer a nuestro pueblo de que hay otro camino”, dijo, y agregó: “No alcanza con un paro. O se cae este modelo económico o estos tipos dejan el gobierno”.

Fuera del micrófono del escenario, dirigiéndose a los medios presentes en el lugar, el líder de Camioneros, Pablo Moyano, dijo que espera que Macri “escuche al pueblo argentino” porque actualmente “sólo escucha a los empresarios y al FMI”.

Los líderes de la CTA reclamaron la reapertura de las paritarias, diversas medidas para los jubilados y los trabajadores con salarios más sumergidos, la recuperación de la industria y el fin de los despidos en el sector público. Estos mismos son los reclamos del paro que impulsa hoy la CGT y que se espera que tenga un amplio respaldo por la adhesión de prácticamente todos los sectores del transporte.

Respaldo político

Jerarcas del gobierno criticaron el paro y opinaron que el momento económico actual no es el adecuado para adoptar una medida de este tipo. Las movilizaciones tampoco nuclean el respaldo de la oposición.

El líder del Frente Renovador, Sergio Massa, que es muy cercano a Acuña, se reunió ayer con la CGT y criticó al Ejecutivo, que “no puede gobernar sin escuchar a aquellas voces que piden una alternativa a la situación económica actual” y se esfuerza “sólo por caerle bien a los fondos en Nueva York”. Al cierre de la reunión, Massa dijo que el gobierno “se tiene que bajar del pedestal de la soberbia y juntarse con los sindicatos, trabajadores y sectores sociales”.

Por otro lado, el paro generó diferencias dentro del Partido Justicialista (PJ). La organización política respaldó la medida en un comunicado firmado por su presidente, el diputado José Luis Gioja, cercano a la ex presidenta Cristina Fernández. “Ante la situación de crisis por la que atraviesa el país, el peronismo no puede permanecer callado y apoya la movilización de los trabajadores”, porque “la lucha no es en vano si es justa”, indica el texto.

Sin embargo, pese al pronunciamiento del partido, algunos gobernadores que pertenecen al PJ no se mostraron a favor de la medida. En un discurso muy similar al del oficialismo, el salteño Juan Manuel Urtubey, considerado un representante de los gobernadores peronistas que más se inclinan a llevar adelante negociaciones con el gobierno dijo que “hacer un paro en este momento de crisis no aporta nada”.

Macri en Nueva York

Además de los indicadores económicos, hay otras señales del estado de la economía en Argentina. Por ejemplo, han aumentado las ferias que ofrecen el trueque como una forma de intercambio, las colas en los negocios que ofrecen descuentos y la cantidad de gente que asiste a ferias populares en las que productores venden frutas y verduras a un precio mucho menor que el de los comercios establecidos.

En este marco, una de las alternativas por las que trabaja el gobierno de Macri es la de conseguir que el FMI adelante una parte del dinero que tenía previsto entregarle el año que viene. El Ejecutivo considera que de esta forma logrará transmitir tranquilidad y habrá ciertas garantías de que, tal como Macri volvió a prometer ayer en declaraciones al canal Bloomberg: “No hay chances de que la Argentina vaya a un default”.

El presidente argentino está en Nueva York en el marco de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, pero su visita se produce justo mientras el gobierno que lidera busca cerrar un acuerdo con el FMI para adelantar los fondos. De acuerdo con los medios argentinos, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, consiguió que el FMI accediera a adelantar el dinero, pero no se tratará de un adelanto sino de un agregado del préstamo: originalmente era de 50.000 millones de dólares, ahora será de 5.000 millones más.