La llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca, en enero de 2017, movilizó de manera masiva a las mujeres estadounidenses. De entrada, impulsó la organización de la Women’s March, que reunió a millones de mujeres contra el gobernante en Estados Unidos y en otros países. También dio pie a movimientos como el #MeToo, una campaña contra el acoso sexual que condenó a personajes del mundo del espectáculo y a políticos, Trump incluido, que entra extrañamente en ambas categorías.

Estos fenómenos alentaron a las mujeres a participar en todos los niveles de la política: como activistas, como votantes y también como candidatas. En el centro de ese impulso está la preocupación sobre cómo la actual administración se ha posicionado frente a cuestiones como los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBTI, o la salud sexual y reproductiva.

Los sondeos muestran que, efectivamente, las mujeres son las que están más enojadas con el gobierno de Trump. En la última encuesta del diario The Washington Post y la cadena ABC, publicada a principios de mes, 66% de las mujeres dijeron que no aprobaban el desempeño del presidente, en comparación con 54% de los hombres.

Las elecciones legislativas del 6 de noviembre aparecen en este contexto como una oportunidad de incidir en la agenda política y social, y el número de candidatas que se inscribieron para llegar al Congreso batió todos los récords. Según el relevamiento del Center for American Women in Politics, 476 mujeres se registraron como precandidatas para postularse a la Cámara de Representantes –el récord anterior era de 298–. En tanto, 53 se postularon al Senado, batiendo el récord de 40. Son, en total, 529 precandidatas al Congreso.

Porcentaje de mujeres candidatas

Porcentaje de mujeres candidatas

Este aumento de las candidaturas podría acrecentar el número de mujeres en las dos cámaras a niveles históricos. El avance femenino es más notorio en las filas demócratas y el escenario más favorable podría darse en la Cámara de Representantes. Se estima que de todas las candidatas, 40 tienen posibilidades de ganar su escaño. Esto significa que la próxima cámara baja podría contar con cerca de 100 mujeres diputadas, en un total de 435 bancas. Representarían casi un cuarto. Otro dato significativo, que ilustra la arremetida de las mujeres, es que probablemente la cámara baja tenga el récord de diputadas elegidas por primera vez.

En el Senado, donde actualmente hay 23 mujeres en un total de 100 miembros, es probable que el avance femenino sea más modesto. Según el análisis de la cadena Bloomberg, en esta cámara sólo tres mujeres tienen chances de conseguir bancas, y todas compiten en estados en los que la pulseada se prevé reñida.

Para la académica Kelly Dittmar, del Center for American Women in Politics, sólo el aumento de la representación femenina en la Cámara de Representantes “sería un salto significativo”, en “una institución construida por y para los hombres”. En declaraciones a Bloomberg, agregó: “Llevará un largo tiempo que el Congreso se acomode mejor e incluya a personas que, para empezar, ni siquiera estaban allí”.

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