Las autoridades de Bolivia detuvieron el sábado a Cesare Battisti, un italiano de 64 años que en la década de 1970 militó en el grupo Proletariados Armados por el Comunismo, vinculado con las Brigadas Rojas. En Italia, Battisti fue condenado por cuatro homicidios atribuidos a ese grupo entre 1977 y 1979, aunque el militante afirma que es inocente.

Durante los últimos 40 años, Battisti se mantuvo prófugo. Vivió en Francia y en México hasta 2004, cuando se instaló en Brasil. Allí logró ocultar su identidad por pocos años, y en 2007 fue detenido. Dos años después, la Justicia emitió un fallo no vinculante que habilitaba su extradición, pedida por Italia, pero la decisión quedaba en manos del presidente, que por ese entonces era Luiz Inácio Lula da Silva. El último día de 2010, y también de su mandato, Lula negó la extradición de Battisti, que quedó en libertad.

Sin embargo, un nuevo fallo judicial y un decreto del presidente Michel Temer dispusieron el 14 de diciembre de 2018 la extradición del militante italiano. Una vez más, Battisti huyó, pero fue capturado el sábado en la ciudad boliviana Santa Cruz de la Sierra.

El nuevo gobernante brasileño, Jair Bolsonaro, había prometido en su campaña electoral que haría lo posible por extraditar a Battisti, y el sábado felicitó en Twitter a los responsables de su detención. “Finalmente se hará justicia con el asesino italiano y compañero de ideales de uno de los gobiernos más corruptos que existieron en el mundo”, el del Partido de los Trabajadores (PT), publicó.

En sintonía con Bolsonaro, el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, líder de la ultraderechista Liga Norte, dijo que Battisti “es un asesino” y que “no saldrá vivo de la cárcel”. En su opinión, “los políticos, intelectuales y escritores” que lo defienden lo hacen porque tienen la “conciencia sucia, como él”.

Por su parte, el líder del PT en la Cámara de Diputados, Paulo Pimenta, dijo al diario Folha de São Paulo que en este caso “no se trata de una discusión idelógica y sí jurídica constitucional”. Agregó: “Cuando usted politiza las decisiones jurídicas, debilita al Estado democrático”. A su vez, el presidente del Partido Socialismo y Libertad (Psol), Juliano Medeiros, manifestó su confianza en la inocencia de Battisti y dijo que “99% de las personas que lo atacan lo hacen porque desconocen los detalles del proceso o porque odian a los activistas de izquierda”.

Ayer la extradición de Battisti era inminente. El primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, dijo que estaba previsto que fuera extraditado “en las próximas horas”, y la misma información dio el ministro de Gobernación de Bolivia, Carlos Romero. El funcionario anunció que el italiano ingresó a su país de manera irregular, que por eso se dispuso su “salida obligatoria” de Bolivia y que sería entregado a Interpol Italia.