Cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció que construiría un muro en la frontera sur del país para frenar la entrada de drogas e inmigrantes indocumentados provenientes de México, dos reacciones predominaron entre sus detractores. En primer lugar, la sorpresa y la indignación ante semejante propuesta, que muchos calificaron de xenófoba. Pero, al mismo tiempo, la tranquilidad de saber que posiblemente no prosperaría en el Congreso. Esto segundo se cumplió y llevó al cierre parcial de la administración, porque el mandatario no está dispuesto a renunciar a la que fue su promesa estrella de campaña.

El gobierno de Trump decretó el 22 de diciembre el cierre de 25% de la administración después de que el Congreso no lograra llegar a un acuerdo en torno al presupuesto de 2019. Lo que impidió cerrar el pacto fue que no se incluyeron los 5.000 millones de dólares que exige el presidente para construir el muro fronterizo. Desde entonces, y pese a varios intentos de negociación, ninguna parte quiso ceder y la parálisis parcial continúa.

Esta situación afecta a unos 800.000 funcionarios públicos que están trabajando sin cobrar o fueron suspendidos sin goce de sueldo. También trastocó el funcionamiento de distintos espacios turísticos y las actividades de agencias a las que no se les han asignado nuevos recursos, incluidas algunas que pertenecen a los ministerios de Transporte, Seguridad Nacional y Justicia.

Durante el fin de semana, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, y un equipo de la Casa Blanca se reunieron con el líder de la bancada demócrata en el Senado, Chuck Schumer, y la presidenta de la Cámara de Representantes, la también demócrata Nancy Pelosi, para buscar una salida a la situación. Una vez más, las negociaciones terminaron sin avances claros.

Ante este panorama, la Asociación Nacional de Gobernadores, que aglutina a republicanos y demócratas de 55 estados y territorios del país, solicitó al presidente y a los líderes del Congreso que terminen “inmediatamente” con el cierre de gobierno y resuelvan sus diferencias. “Es imperativo que vuelvan a abrir el gobierno ahora y, luego, que recorran el camino para encontrar una solución que ponga fin al actual callejón sin salida”, solicitaron los gobernadores en una carta publicada ayer en la que aseguran que la medida afecta no sólo los bolsillos de los trabajadores, sino también la economía del país. A modo de ejemplo, cada día que los parques nacionales de Estados Unidos están cerrados se pierden alrededor de 400.000 dólares por las entradas que no se cobran.

El mensaje de los gobernadores llegó ayer, cuando Trump tenía planeado dirigirse al país con un discurso televisado, a última hora del día, para hablar sobre la “crisis humanitaria y de seguridad nacional” en la frontera de Estados Unidos y el cierre del gobierno, anunció el lunes en Twitter.

El discurso iba a estar centrado en convencer a los demócratas de que voten a favor de la construcción del muro, adelantó la Casa Blanca. “Explicará la necesidad no sólo de construir un muro, algo que está decidido a hacer, sino también de proporcionar a nuestra Patrulla Fronteriza recursos adicionales, asistencia médica y humanitaria, y nueva tecnología”, dijo ayer temprano Pence en varias entrevistas.

Trump se refirió la semana pasada a la posibilidad de declarar la emergencia nacional para facilitar la construcción del muro sin la necesidad de la aprobación del Congreso. Con más cautela, Pence aclaró ayer que la primera opción siempre es “el proceso legislativo”, aunque no descartó la posibilidad de que Trump declare en algún momento la emergencia y ordene a los militares construir un muro fronterizo.

El presidente también dijo en las últimas horas que evalúa erigir esa barrera de acero y no de cemento, como afirmaba en la propuesta original, y confirmó que sería fabricada en Estados Unidos. Anunció además que mañana viajará a la zona fronteriza para reunirse con las autoridades locales.

Estaba previsto que, después del discurso de Trump, Pelosi y Schumer se dirigieran al país desde el Congreso para responderle. En una declaración conjunta, los dos líderes demócratas exigieron a las cadenas de televisión que les brindaran el “mismo tiempo de aire” que al presidente para replicar unas declaraciones que, dados los antecedentes, “tendrán malicia y desinformación”. Reiteraron que el muro que quiere construir es “inútil”, “inmoral” y “un desperdicio”.