Quedan 23 meses para que se celebren las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos, pero algunas candidaturas ya comenzaron a surgir. El primero en confirmar que se presentará a la reelección como candidato por el Partido Republicano fue el actual presidente estadounidense, Donald Trump. Lo hizo en junio de 2017, apenas cinco meses después de llegar a la Casa Blanca.
Un mes más tarde, el diputado John Delaney se convirtió en el primer demócrata en anunciar su candidatura y, por el momento, es el único asegurado. Antes de que anunciara sus planes para 2020, Delaney era considerado como uno de los potenciales candidatos para gobernador de Maryland en las legislativas de 2018. Sin embargo, el diputado de 55 años dijo que comenzó a considerar la posibilidad de llegar a la presidencia después de la “sorpresiva” derrota de la demócrata Hillary Clinton frente a Trump en las elecciones de 2016.
El anuncio de Delaney causó sorpresa porque no es usual que un candidato presidencial se presente tan temprano. El diputado explicó en varias entrevistas que lo hizo porque su nombre no es conocido y necesitaba ganar “estatura a nivel nacional”. Hace dos meses, en un acto, dijo que creía ser “la persona adecuada para el trabajo” pero que todavía no había suficientes personas que supieran quién era él, por lo que decidió resolver ese problema “llegando temprano y trabajando más duro que los demás”.
El diputado se desmarca del ala izquierda de su partido –que representan dirigentes como Bernie Sanders o Elizabeth Warren– y se alinea con el establishment que encarna Clinton. De hecho, se define como un “moderado” y afirma que quiere crear un “progreso real, no político”. Es tanta su “moderación” que incluso prometió que si es elegido presidente actuará como “unificador” entre demócratas y republicanos, y dedicará sus primeros 100 días de gobierno a impulsar el avance de las medidas en las que hay un acuerdo bipartidista.
Una de las cosas que Delaney le ha criticado a Trump es, precisamente, su tendencia a generar divisiones. “Mientras el presidente Trump esté en la Casa Blanca el Partido Republicano nunca podrá ser el partido que reúna a este país, casi por definición. Su filosofía operativa principal es dividir a las personas”, dijo meses atrás.
Delaney anunció su candidatura en una columna publicada en el diario The Washington Post en la que explicó que integra el Partido Demócrata porque esa organización política “valora la oportunidad por derecho de nacimiento; quiere que la gente se gane la vida; ofrece una mano de ayuda a los pobres, a los inmigrantes y a los que quedan atrás; quiere que todos los estadounidenses tengan atención médica; abarca la diversidad, la igualdad y la justicia; entiende la importancia de los compromisos globales; cree que el gobierno puede hacer cosas transformadoras; y está listo para proveer para nuestra defensa común”.
El diputado es consciente de que es prácticamente un desconocido y que se enfrentará a pesos pesados. Pero en una entrevista con The Washington Post dijo: “Obviamente, esta es una misión muy importante e implica un gran desafío, pero realmente creo que tengo cosas para decir. [...] Ya estoy listo”.
En las definiciones
Otros dos demócratas anunciaron que tienen intenciones de postularse a las presidenciales pero todavía no confirmaron la decisión. Una de ellas es la senadora Elizabeth Warren, una de las caras más conocidas del ala izquierda del partido. El 31 de diciembre Warren anunció la creación de un comité exploratorio para analizar su posible candidatura, una medida que constituye un paso legal previo al anuncio oficial.
En un video de cuatro minutos y medio, Warren apeló a la clase media estadounidense que, según dijo, está “bajo ataque”. “¿Cómo hemos llegado aquí? Los multimillonarios y las grandes corporaciones decidieron que querían más de la torta”, dijo la senadora, que se convirtió así en la candidata demócrata más conocida en anunciar sus intenciones de postularse a la presidencia.
La novedad llegó en un momento complicado para Warren, que perdió popularidad en octubre después de que publicó los resultados de una prueba de ADN para demostrar que tiene raíces indígenas. Esta decisión enojó a muchos nativos estadounidenses, que aseguraron que el uso de una prueba de ADN para demostrar “cualquier conexión” con orígenes indígenas “es inapropiado e incorrecto”. También molestó a los demócratas progresistas de su sector. El episodio incluso provocó las burlas de Trump, que la ha llamado “Pocahontas” en varias ocasiones.
Los asesores de Warren trabajan en una estrategia para “reparar el daño”, según medios estadounidenses. La semana pasada, ante la pregunta de un periodista sobre este asunto, la senadora se limitó a decir que había “puesto todo al alcance de todos” para que la gente pudiera ver la información con sus propios ojos.
La senadora, de 69 años, todavía no dio pistas sobre cuándo confirmará si se postula a la presidencia. De quien sí se esperan noticias esta semana es de Julián Castro, el otro demócrata que anunció sus intenciones de competir por la presidencia. Castro, que fue secretario de Vivienda durante el gobierno del ex presidente Barack Obama, anunció el 12 de diciembre la creación de un comité exploratorio para analizar una posible candidatura presidencial, cuando los planes de Warren todavía estaban en el aire.
“Siendo un niño que creció en el lado oeste de San Antonio [Texas], nunca pensé que algún día haría este anuncio: estoy explorando una candidatura para ser presidente de Estados Unidos en 2020”, dijo ese día Castro, de 44 años, en Twitter. Acompañó el anuncio con un video en el que repasa los orígenes mexicanos de su familia y los logros que han alcanzado él y su hermano, el diputado Joaquín Castro, gracias al esfuerzo de su abuela. “Sólo dos generaciones después de que mi abuela llegara aquí sin nada, mi hermano es miembro del Congreso de Estados Unidos y yo formé parte del gabinete del presidente Obama. [...] Este es un lugar donde tus sueños pueden convertirse en realidad”, dijo el dirigente, que además de político es abogado.
El nombre de Castro, que fue también alcalde de San Antonio, fue uno de los que sonó como posible compañero de fórmula de Clinton en las presidenciales de 2016, pero finalmente fue el senador Tim Kaine el elegido. El diputado de origen mexicano aseguró que este sábado 12 dará a conocer su decisión final.
No está tan claro
El nombre de Bernie Sanders también gana terreno entre las posibles candidaturas demócratas, aunque el veterano progresista no reconoció ni siquiera tener intenciones de presentarse.
Sanders, que compitió con Clinton en las primarias demócratas de 2016, se enfrenta a un panorama complicado después de que el diario The New York Times diera a conocer en los últimos días varias denuncias de acoso sexual y conductas sexistas por parte de miembros de su equipo de campaña. El medio asegura que en las últimas semanas “han circulado mails, comentarios online y discusiones privadas sobre antiguos seguidores” del político acerca de supuestos “episodios de acoso sexual y trato degradante, así como disparidad salarial” entre hombres y mujeres durante la campaña presidencial de Sanders de hace dos años. Según el diario, estas personas no creen que el demócrata esté en posición de “defender el interés de las mujeres” en caso de que decida postularse para llegar a la Casa Blanca. No está claro si el entonces precandidato estaba al tanto de la situación.
El miércoles, en una entrevista con la cadena CNN, Sanders dijo que estaba orgulloso de su campaña de 2016 y atribuyó cualquier error con los miembros del personal al crecimiento explosivo que tuvo en ese entonces y que a veces era abrumador. “No voy a sentarme aquí y decirles que hicimos todo bien en términos de recursos humanos”, dijo el senador de 77 años. “Ciertamente me disculpo con cualquier mujer que haya sentido que no fue tratada de manera adecuada y, por supuesto, si me postulo lo haremos mejor la próxima vez”, agregó, dejando así la puerta abierta a una posible candidatura. Cuando el periodista le preguntó si sabía sobre las quejas de las mujeres que trabajaban para él, respondió: “Estaba un poco ocupado recorriendo todo el país tratando de defender mi causa”.
Del lado republicano nadie se animó todavía a presentarse como posible rival de Trump, cuando todavía quedan 13 meses para que se celebren los caucus de Iowa, las asambleas de votantes que inauguran el proceso de elecciones primarias en los dos principales partidos políticos estadounidenses. Sin embargo, uno de los nombres que suenan con más fuerza es el de Mitt Romney, ex candidato a las presidenciales de 2012.
La semana pasada el rumor tomó mayor consistencia cuando el actual senador publicó en The Washington Post un artículo en el que cuestionó la capacidad de Trump para gobernar. Dijo que “con la nación tan dividida, resentida y enojada, el carácter es indispensable para ser líder presidencial” y que, “en general, la conducta [de Trump] en los últimos dos años [...] es una prueba de que el presidente no está a la altura para ejercer el cargo”. El día después, consultado por la prensa, Romney negó tener intenciones de respaldar a Trump para la reelección y dijo que quería considerar “otras alternativas” para 2020, sin dar más detalles.
Trump no demoró en responder y en un tuit escribió: “Acá vamos con Mitt Romney, pero ¡tan rápido! La pregunta será: ¿es un Flake?”. Se refería al senador republicano Jeff Flake, un enemigo declarado de Trump. Y siguió: “Espero que no. Preferiría que Mitt se centrara en la seguridad en la frontera y muchas otras cosas en las que puede ser de ayuda. Gané a lo grande y él no. Debería alegrarse por los republicanos. Jugá en equipo y ganá”.