En medio de protestas contra el gobierno y las autoridades electorales, la República Democrática del Congo celebró el domingo unas históricas elecciones que podrían constituir la primera transición democrática en un país marcado por dictaduras y golpes de Estado desde que se independizó, hace casi seis décadas. Los comicios estaban planeados para diciembre de 2016, cuando expiraba el segundo mandato del presidente Joseph Kabila, que gobierna desde 2001. Sin embargo, la Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI) los pospuso tres veces desde entonces por “problemas técnicos”.

Kabila decidió acatar el límite de dos mandatos impuesto por la Constitución congoleña y en agosto anunció que no se presentaría a las elecciones como candidato del Partido del Pueblo para la Reconstrucción y la Democracia. Propuso en su lugar a su ex viceprimer ministro y titular del Ministerio del Interior, Emmanuel Ramazani Shadary, un hombre de su confianza que fue sancionado por la Unión Europea (UE) por reprimir por la fuerza las protestas pacíficas que se desencadenaron a fines de 2016 contra el gobierno.

El último sondeo de intención de voto del Congo Research Group mostraba como favorito para ganar las elecciones al diputado y líder de la coalición opositora Lamuka (“Despierta”, en lingala), Martin Fayulu, que reunía un apoyo de 44%. En segundo lugar aparecía Felix Tshisekedi (23%), líder del mayor partido de la oposición, que se postuló como candidato por la coalición Dirección al Cambio. El protegido de Kabila, Shadary, ocupaba el tercer puesto con 18% de respaldo. La CENI informó que los resultados oficiales se darán a conocer a una semana de las elecciones, el domingo.

Unas horas después de que cerraran los centros de votación, la Conferencia Episcopal –única institución congoleña acreditada como observadora– reportó varios problemas durante la jornada electoral, entre ellos la falta papeletas o máquinas de votación en algunos locales, retrasos en la apertura de los circuitos y dificultades con las listas de personas habilitadas para votar. La institución también denunció que muchos de sus observadores fueron expulsados de los centros electorales durante la votación “por policías que habían acudido específicamente para cumplir esa tarea”.

En forma paralela a esos problemas, hubo episodios de violencia. En la ciudad de Walungu, provincia de Kibu del Sur, las fuerzas de seguridad mataron a dos personas e hirieron a otras dos, según informaron organizaciones civiles locales a la agencia de noticias Efe. Agregaron que la represión fue dirigida contra ciudadanos que iban a votar a Fayulu.

La tensión aumentó el día después de las elecciones, cuando se cortó la conexión a internet en todo el país. El portavoz de Tshisekedi, Augustin Kabuya, dijo que “toda la decoración” fue instalada minuciosamente para que haya “fraude” electoral. “Han cortado internet cuando nuestro candidato iba a la cabeza para poder manipular los resultados”, afirmó.

La oposición denuncia desde 2016 a las autoridades electorales. Pone en duda su credibilidad por los consecutivos cambios de fecha para los comicios y por otras medidas que adoptaron en los días previos a las elecciones. El miércoles, la CENI anunció que los habitantes de las circunscripciones de Beni y Butembo (en la provincia de Kibu del Norte), y Yumbi (provincia de Mai-Ndombe) no podrían votar el domingo. En el primer caso, argumentó, el proceso electoral debía ser aplazado por el brote de ébola que azota a esa región. En el segundo, por episodios de violencia étnica. Estos tres territorios agrupan a más de 1,2 millones de votantes y son considerados bastiones de la oposición, que ya denunció la medida como una maniobra del oficialismo para ganar. Esto desató protestas en varias ciudades de Congo, que fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad con gases lacrimógenos y balas de goma.

La CENI también dijo el fin de semana que más de 1.000 centros electorales de Kinshasa, la capital, no abrirían por falta de máquinas de votación, lo cual afecta a otro millón de personas. Quienes no pudieron votar el domingo podrán hacerlo en marzo. No está claro cómo influirá esto en la elección del nuevo presidente, ya que se prevé que el sucesor de Kabila tome posesión del cargo a mediados de este mes. Por último, el sábado la comisión electoral se negó a firmar un pacto propuesto por la oposición que exigía la publicación de “resultados reales” luego de los comicios, lo que alimentó la desconfianza.

Ante este panorama, los jefes de misión en Congo de Estados Unidos, Canadá, Suiza y la UE exigieron el lunes que se permita la presencia de observadores en los centros de escrutinio.

El domingo, después de votar, Fayulu aseguró que estas elecciones suponen “el fin de Kabila” y de “la miseria del pueblo congoleño”. El diputado, que llegó a estar detenido por participar en las protestas contra Kabila, es visto por muchos como la única opción para un cambio verdadero en el país.