Tropas del Ejército sirio que responden al gobierno que encabeza el presidente Bashar al Assad comenzaron a operar en el noreste del país, cerca de la frontera con Turquía, luego de que los kurdos, asediados por las fuerzas turcas, decidieran pactar con Damasco. El acuerdo, al que los líderes kurdos enfatizaron que habían llegado de mala gana después de cuatro días de bombardeos con artillería y aviones turcos, amenaza con abrir un nuevo frente en la guerra civil que lleva casi nueve años en Siria, y señala el probable fin de los despliegues militares estadounidenses y europeos en el noreste del país, según informó el diario inglés The Guardian.

La llegada de las tropas leales a Al Assad a esta zona del país tiene además otras connotaciones, como el final de la autonomía que los kurdos habían establecido parcialmente en la región de Rojava. Los kurdos se vieron en la disyuntiva de tener que elegir entre la supervivencia de su autonomía o exponerse a una cruenta ofensiva de los turcos; en ese sentido, sus líderes militares actuaron con pragmatismo, evitando exponer a su gente al poderío militar de Ankara.

El gobierno sirio, que había estado casi ausente del noreste desde que se retiró o fue expulsado por rebeldes kurdos apoyados por tropas estadounidenses, retornó ayer, con la anuencia de los kurdos, a esa zona del país, con lo que recuperó el control de varias localidades importantes de la región. Las Fuerzas Democráticas Sirias, una milicia liderada por los kurdos que trabajó con Estados Unidos para luchar contra Estado Islámico, pronto se convirtió en la fuerza política dominante de la región.

Aunque los kurdos no habían declarado enemigo a Al Assad, había entre las partes una desconfianza mutua, ya que los kurdos sabían que el presidente sirio no estaba dispuesto a permitir que se estableciera un territorio autónomo dentro de su territorio y en su discurso siempre reafirmó su voluntad de recuperar, al final de la guerra, el territorio sirio en su totalidad. La permanencia del Ejército estadounidense en la región había actuado como freno para las tropas gubernamentales sirias, pero luego de la salida del conflicto, determinada por la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, las condiciones cambiaron radicalmente y dieron lugar a este nuevo panorama.

Por su parte, la Unión Europea condenó la ofensiva turca en Siria. Luego de la reunión de ministros de Relaciones Exteriores que tuvo lugar ayer en Bruselas, la jefa de la diplomacia europea, la italiana Federica Mogherini expresó en una conferencia de prensa: “Tenemos una posición común y unida de la Unión Europea”. Los ministros condenaron la ofensiva militar “unilateral” turca en el noreste de Siria, cuyo cese reclamaron, así como la retirada de las fuerzas turcas, pero dejaron a criterio de cada país decidir la suspensión de la venta de armas a Turquía, pese a que varios países, incluidos Suecia, Dinamarca, Austria e Italia, pidieron un embargo total del bloque. Francia, Alemania, Países Bajos y Finlandia anunciaron en los últimos días que dejarán de vender armas a Turquía, decisión a la que ayer se sumó España, según informó el portal Europa Press.