El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva no está convencido de que el Supremo Tribunal Federal (STF) decida este jueves vetar las penas de los presos condenados en segunda instancia, medida que permitiría que él fuera automáticamente liberado. “Nunca cuentes con la clara antes de que la gallina ponga el huevo”, le habría dicho el líder histórico del Partido de los Trabajadores a quienes lo han visitado en los últimos días en su presidio, en la ciudad de Curitiba, capital del estado de Paraná, según informó el diario Folha de São Paulo.

Tal como se había establecido hace dos semanas, el STF reanudará en la tarde de este jueves un debate que puede tener derivaciones políticas determinantes, ya que puede significar la liberación de Lula, quien está preso desde abril del año pasado. Según recordaron medios brasileños en los últimos días, durante la campaña electoral que lo llevó a la presidencia el actual mandatario brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro, prometió que Lula “se pudriría en la cárcel”.

Lo que seguirán analizando los jueces que integran el STF es si una sentencia de prisión debe comenzar a ser cumplida cuando esta es confirmada por un tribunal de segunda instancia, tal como sucede actualmente, o si, en cambio, la pena debería empezar a cumplirse cuando el acusado haya agotado todos los recursos legales disponibles. Si el STF decide modificar la jurisprudencia en estos casos, se verán beneficiadas alrededor de 5.000 personas que actualmente están condenadas, decenas de ellas por la operación Lava Jato, entre las que se cuenta Lula.

El ex mandatario, de 74 años, está preso desde abril del año pasado en una dependencia policial de Curitiba, acusado de corrupción y lavado de dinero, crímenes por los que se lo sentenció a una pena de ocho años y diez meses de prisión. De acuerdo con la Justicia, Lula fue condenado por beneficiarse con un apartamento ubicado en la localidad paulista de Guarujá, que presuntamente le obsequió la empresa constructora OAS, a cambio de contratos de obra con la empresa estatal petrolera Petrobras.

El STF suspendió sus deliberaciones el mes pasado cuando, luego de la votación de siete de sus 11 integrantes, el marcador quedó cuatro a tres favorable a los magistrados que entendían que era pertinente mantener la actual legislación. De todas maneras, muchos analistas políticos y jurídicos brasileños creen que el marcador tras el voto de los ministros restantes quedará igualado en cinco, por lo que la responsabilidad de quebrar la paridad recaerá sobre el presidente del STF, José António Dias Toffoli. Según algunas especulaciones que se manejan desde hace semanas, Dias Toffoli podría sugerir una decisión intermedia: que las sentencias sean ejecutadas a partir de una tercera instancia. En este caso, Lula continuaría preso en Curitiba, porque el veredicto de su sentencia fue ratificado en la instancia anterior al STF, que es la cuarta y última a la que se puede recurrir.