Jeanine Áñez, la presidenta de facto de Bolivia, advirtió ayer al ex mandatario Evo Morales que en caso de que vuelva al país, deberá responder ante la Justicia por un delito electoral y acusaciones de corrupción.
Durante un encuentro con medios internacionales; en el Palacio Quemado, la sede del gobierno boliviano, Áñez dijo que su Ejecutivo no busca “venganza” ni tiene “intenciones revanchistas”, sino que se propone cambiar el rumbo de un país que caminaba hacia “un Estado totalitario”.
Por otra parte, la ex senadora derechista oriunda de la ciudad de Trinidad, capital del departamento de Beni, puso en duda la participación del Movimiento al Socialismo (MAS) en las próximas elecciones, cuya fecha se determinará en estos días. “El tribunal tendrá que decidir si el MAS vuelve o no a participar”, afirmó la mandataria. A ese movimiento pertenecen, Morales, que fue derrocado el domingo por un golpe de Estado, y la mayoría de los integrantes del Parlamento.
Por otra parte, la canciller del gobierno de facto, Karen Longaric, informó que Bolivia dejó de formar parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y que cesó a 80% de los embajadores que habían sido designados durante el gobierno de Morales. Argumentó que fueron elegidos por criterios políticos. Paralelamente el gobierno declaró a los funcionarios de la embajada de Venezuela como personas no gratas y les dio un plazo para que abandonen el territorio de Bolivia.
Las declaraciones de Longaric fueron hechas después de que Diego Pary -canciller durante el gobierno de Morales- manifestara que seguirá ejerciendo su cargo. Lo dijo mientras participaba en una reunión del Consejo Político del ALBA, en Nicaragua.
“Nos hemos retirado del ALBA, por lo tanto el escenario que él [Pary] tiene en este momento en Nicaragua, que es el escenario del ALBA, no nos interesa para nada”, sostuvo la canciller designada por Áñez.
Mientras en las calles de La Paz los partidarios del MAS siguen movilizados y exigen la renuncia del gobierno de facto, Morales, exiliado en México, hizo nuevas declaraciones. En una entrevista publicada por la radio argentina El Destape, el presidente derrocado se refirió a su salida del poder. “El 10 de noviembre renunciamos no por cobardes. Grupos armados empezaron a amenazar a nuestros funcionarios y sus familias de muerte. Abandonamos Bolivia por la vida”, dijo.
Morales volvió a criticar el rol que jugó la Organización de Estados Américanos (OEA). “No podía entender cómo la OEA podía sumarse al golpe. Les pedí personalmente 'paren ese informe'. Con esto están incendiando Bolivia y va a haber muertos”, afirmó Morales, quien agregó: “Lamento mucho que la OEA anda junto a Estados Unidos haciendo el golpe de Estado”. Sobre las razones que llevaron a su derrocamiento, el ex mandatario de 60 años afirmó que los grandes grupos de poder de su país y dijo que no le “perdonaron la nacionalización de los hidrocarburos, de los recursos naturales”. “No aceptan que bajamos la extrema pobreza”, agregó.
Morales dijo además que el golpe de Estado en su contra fue decidido varias semanas antes de que se concretara. “Desde que empezaron con el paro en Santa Cruz tenían bien estructurado el golpe de Estado”, dijo, y agregó que no todos los militares apoyaron su destitución. “No son todas las Fuerzas Armadas que hicieron el golpe, son algunos comandantes”, aseveró el líder indígena. “Estoy seguro que las Fuerzas Armadas se sumarán al pueblo a defender la democracia”, agregó.
Además Morales agradeció el ofrecimiento de asilo político que le hizo el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández. Dijo que está pensando la posibilidad de trasladarse de México a Buenos Aires luego de que la asunción del líder del Frente de Todos, el 10 de diciembre: “Si me acerco a Bolivia vía Argentina mejor todavía. Le agradezco a Alberto Fernández. Lo estamos analizando”.