En el inicio de la Cumbre del Mercosur que se llevó a cabo ayer en la ciudad de Bento Gonçalvez, situada en la Sierra Gaúcha, en el estado de Rio Grande do Sul, tanto el presidente brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro, como el actual mandatario argentino, Mauricio Macri, enviaron mensajes al próximo mandatario argentino, Alberto Fernández, quien asumirá su cargo el martes.
En lo que fue una advertencia apenas velada, Bolsonaro dijo que el bloque regional “no puede perder tiempo, ni podemos aceptar retrocesos ideológicos” y remarcó la necesidad de achicar la estructura del Mercosur, además de reducir la tarifa externa común, según consignó Folha de São Paulo.
En la misma línea, Macri destacó los logros obtenidos por el bloque durante su gestión, como la firma del acuerdo con la Unión Europea, del que dijo que “va a impactar positivamente en la calidad de vida de nuestros pueblos”, y en un mensaje hacia su sucesor, dijo que “no se debe perder lo que avanzamos en el Mercosur”. Por otra parte, Macri, según informó Tiempo Argentino, le pidió a Fernández que “oficialice la labor” de Jeanine Áñez como “presidenta a cargo” de Bolivia, al valorar la “respuesta y responsabilidad” de la legisladora del país andino.
Durante la cumbre, Bolsonaro le traspasó la presidencia temporal del bloque al presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, quien agradeció a su par brasileño el apoyo que le brindó “cuando hubo una amenaza a nuestra democracia”, haciendo referencia al juicio político que estuvo a punto de iniciarse contra él en agosto a raíz de la firma de una acta bilateral de compra de energía con Brasil que perjudicaba los intereses paraguayos.
Justamente luego del traspaso de mando, Bolsonaro, creyendo que su micrófono estaba apagado, bromeó con Abdo Benítez. “Quiero seguir siendo presidente, pero no da para dar un golpe, ¿no? Cuando ellos pierden dicen que hubo golpe. Es impresionante, ¿no?”, dijo el presidente brasileño, obteniendo como respuesta risas del mandatario paraguayo.
Los dichos de Bolsonaro referían a las palabras de la vicepresidenta uruguaya, Lucía Topolansky, quien durante su alocución –la única voz disonante en un panorama dominado por la derecha, situación que variará cuando asuma la presidencia el argentino Fernández– definió a la crisis que vive Bolivia, estado que no pertenece pero está asociado al bloque, como un “quiebre institucional”.
“No podemos actuar como si el Mercosur fuera un paraíso, porque no lo es. Estamos en un contexto regional preocupante, en el que varios países están viviendo conflictos institucionales con violaciones a los derechos humanos y pérdida de vidas”, afirmó la uruguaya, quien acudió al encuentro en reemplazo del presidente Tabaré Vázquez.
Las palabras de Topolansky fueron replicadas posteriormente por la representante boliviana en el encuentro, la canciller Karen Longaric, quien atacó al ex presidente Evo Morales, a quien acusó de “violar flagrantemente la Constitución”, y ratificó el compromiso de su país con el proceso de integración del bloque regional. “La fuerza moral del pueblo boliviano obligó a dejar la presidencia” a Evo Morales, “quien violó flagrantemente la Constitución”, señaló Longaric durante su intervención.