Mañana asume el presidente electo argentino, Alberto Fernández, y Brasil estará representado únicamente por su embajador, Sergio Danese. Ayer trascendió que el mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, decidió cancelar sobre la hora el envío del ministro de Ciudadanía, Osmar Terra. De esta forma, Brasil tendrá la misma representación que Israel, que enviará a su diplomático instalado en Buenos Aires y no al ministro de Ciencia y Tecnología, Ofir Akunis. La gran diferencia es que Brasil y Argentina son los principales socios comerciales en la región, y la ausencia de Bolsonaro o algún dirigente de primera línea refuerza los temores de un endurecimiento en las relaciones entre dos líderes cuyas diferencias han saltado a la vista desde que Fernández fue electo. El brasileño no sólo respaldó al actual presidente argentino, Mauricio Macri, en las elecciones en las que fue vencido por Fernández, sino que también amenazó con dejar el Mercosur si este último adopta medidas que no le parezcan adecuadas.

Entre quienes sí estarán en la asunción está el uruguayo Tabaré Vázquez, que viajará junto al presidente electo, Luis Lacalle Pou, y el paraguayo Mario Abdo Benítez.

Baja la percepción de la imagen de Brasil en el exterior

Una encuesta de Datafolha publicada ayer indica que 39% de los brasileños considera que desde que llegó Bolsonaro a la presidencia, el 1º de enero, la imagen de Brasil en el exterior empeoró, mientras 31% piensa que mejoró y 25% que se mantuvo estable. A su vez, 53% de los brasileños consideró que Brasil mejoró su imagen en el exterior durante el primer año del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, mientras solo 7% opinó que había empeorado.

En la misma línea, una investigación de la empresa Imagen Corporativa hecha el primer trimestre de este año indica que 73% de las noticias sobre Brasil publicadas en medios de comunicación del exterior eran negativas.

Otras malas señales

Dos indígenas de la etnia guajajara fueron asesinados en una reserva ecológica de la Amazonia brasileña cuando circulaban en moto por una carretera, y otros dos sufrieron heridas de bala. El ataque, cuyo motivo se desconoce, se produjo un mes después de que fuera asesinado un activista que tenía la función de cuidar a la comunidad indígena que vive en la zona –no ha habido avances en la investigación de ese homicidio–. Tanto en ese entonces como ahora, las organizaciones señalan como responsables del ataque a las empresas ilegales que avanzan en la Amazonia para actividades extractivas que, aseguran, desde que comenzó el gobierno de Jair Bolsonaro tienen vía libre para actuar.