El tradicional discurso de Navidad que suelen ofrecer los reyes españoles generó muchas reacciones por su contenido, en un momento en el que el país afronta una crisis política importante, con la situación de Cataluña como uno de los temas más agrios en el ya de por sí convulsionado panorama. En su mensaje al pueblo español, el rey Felipe VI calificó a Cataluña de “una de las serias preocupaciones que tenemos en España”. Además, se refirió a la nueva era tecnológica, el rumbo de la Unión Europea, los movimientos migratorios, la desigualdad laboral, el cambio climático, la falta de empleo y el deterioro de la confianza de los ciudadanos en las instituciones. Se preocupó sobre todo por reivindicar “el dinamismo de nuestra sociedad y la solidez de nuestro Estado”, basados en los valores de la “concordia, la voluntad de entendimiento, la defensa y el impulso de la solidaridad, la igualdad y la libertad” de los españoles.

Las palabras del rey fueron celebradas en las redes sociales por importantes referentes de la derecha española, entre ellos el líder del Partido Popular, Pablo Casado, quien en su cuenta de Twitter afirmó que el monarca “ha vuelto a defender la vigencia de la Constitución y la unidad de España”.

En contraposición, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, dijo que “lo que es una seria preocupación es el Estado español hoy en Europa” y no precisamente la comunidad autonómica que él preside. Estas palabras fueron pronunciadas, según recogió el diario La Vanguardia, durante la ofrenda anual ante la tumba de Francesc Macià, ex presidente de la Generalitat republicana, fallecido el día de Navidad de 1933, quien fue sucedido en su cargo por otro líder emblemático del nacionalismo catalán, Lluís Companys.

Pero no sólo desde Cataluña surgieron críticas al discurso real. Desde Bilbao, capital de la provincia vasca de Vizcaya, el portavoz del Partido Nacionalista Vasco en el Congreso, Aitor Esteban, fustigó los dichos de Felipe VI al considerar que “ensalza un único modelo de Estado”, cuando a su juicio “hay millones de ciudadanos que no comparten esta visión, en Cataluña, en Euskadi y algunos en Galicia”. De acuerdo con lo que consignó el diario bilbaíno Deia, durante una conferencia de prensa Esteban dijo que el discurso se limitó a ser un mero enunciado descriptivo de algunos problemas que afronta el Estado español y lo calificó de “un intento de baño de autoestima, ante un Estado y una sociedad en crisis e insegura ante los numerosos retos” que se avecinan.

Según el jerarca de la formación nacionalista vasca, el rey planteó la existencia de “un Estado con incapacidad para enfrentar sus realidades”, por lo que, “lo provechoso, más que un baño de autoestima, hubiese sido un baño de realidades, porque cuando se menciona a Cataluña se lo hace como una ‘preocupación’, no para decir que es una cuestión en la que la convivencia es necesaria, que hay que buscar soluciones, que la ley tendrá que amoldarse, que es necesario el respeto a la voluntad de la ciudadanía”. Si bien Esteban reconoció que las palabras del rey se dirigieron a la mayoría de la ciudadanía española, aclaró que le hubiese gustado “que se dirigiese a otros ciudadanos que, legítimamente, tienen otra visión de cómo tiene que ser el Estado”, por lo que ha considerado que “fue un discurso fácil pero que tapó la realidad”.