La Intendencia de Montevideo (IM) declaró Ciudadano Ilustre de la capital a Julio Baraibar, quien fue sindicalista de las cooperativas de consumo y del Sindicato de la Industria del Medicamento y Afines, militante primero anarquista, luego del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros y más tarde del Movimiento de Participación Popular, director nacional de Trabajo, embajador itinerante en el exterior y subsecretario del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). El intendente Christian Di Candia entregó la distinción en la sala de acuerdos de la IM a la esposa de Baraibar, Mabel Espinosa, ya que el ex jerarca se encuentra internado por razones de salud. Participaron en el acto el senador y ex presidente José Mujica, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, y familiares del distinguido.

Con el advenimiento de la dictadura cívico-militar en Uruguay, Baraibar se exilió en Chile, donde trabajó como camionero y luego como inspector de abastecimientos y precios durante el gobierno de Salvador Allende. En ese país, poco después del golpe de Estado, fue detenido y llevado al Estadio Nacional junto con miles de personas. Los presos uruguayos lo nombraron negociador ante los militares chilenos, y Baraibar aprovechó la visita al estadio del embajador de Suecia en Chile, Harald Edelstam, para solicitar ayuda para la liberación de los 54 uruguayos que permanecían detenidos.

La gestión dio sus frutos y todos los uruguayos, así como ciudadanos brasileños, bolivianos y chilenos consiguieron ser liberados y muchos lograron además volar a Suecia, como el propio Baraibar. Allí trabajó como metalúrgico y posteriormente como chofer de ómnibus. También se graduó como licenciado en Pedagogía Familiar.

Una nota de la diaria con Rolf Bengtsson, secretario del embajador sueco que ayudó a los 54 uruguayos detenidos en el Estadio Nacional de Chile, reconstruye los sucesos.

En 2016, al dejar el cargo de subsecretario del MTSS, Baraibar explicó su decisión con estas palabras: “Me voy porque estoy viejo y realmente no es que no tenga fuerzas, pero creo que hay una edad en la que uno tiene que irse y dejarles el lugar a las generaciones más jóvenes”.