Luego de que el miércoles, como era previsible, la mayoría de los integrantes de la Cámara de Representantes, dominada por los legisladores demócratas, aprobara la realización de un juicio político contra el presidente estadounidense, Donald Trump, a quien se acusa de abuso de poder y de obstruir acciones del Congreso, queda por verse cómo se desarrollará el impeachment en el Senado.

En este sentido Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en la cámara alta, se reunirá en los próximos días con Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata, para tratar de llegar a un acuerdo sobre las condiciones que se seguirán en el juicio, que ya se sabe que no tendrá consecuencia alguna, porque la sólida postura de los republicanos sostendrá a Trump en su cargo, justo en el comienzo de un año electoral en el que el líder republicano intentará ser reelecto.

No hay reglas preestablecidas para el desarrollo del juicio en el Senado. De hecho, lo primero que tienen que hacer los senadores es discutir cómo va a ser el proceso, si se va a admitir que haya testigos o no, de qué manera prestarán declaración y cuánto tiempo tendrán las partes para presentar sus respectivos casos.

De acuerdo a los pasos formales previstos para estos casos, los legisladores deberán repasar los testimonios, llamar a nuevos testigos si lo entienden necesario, examinar los documentos, las pruebas y decidir en última instancia si Trump cometió algún “crimen o falta grave”, tal como establece la Constitución estadounidense, que haga necesaria su destitución. No están claras las fechas, ya que la líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, comunicó a los medios de comunicación que no trasladará los artículos mientras no se hayan sentado las bases de cómo será el juicio. De acuerdo a lo que comunicó la Casa Blanca, el paso dado por los diputados significó “la culminación de uno de los episodios políticos más vergonzosos de nuestra nación”.

El protocolo indica que los senadores están obligados a tomar sus decisiones independientemente del color político del presidente al que se juzga, pero la deliberación no será sustancial. El grueso de los legisladores demócratas considera a Trump culpable, mientras que la totalidad de los republicanos lo considera inocente. En el Senado, con 53 senadores republicanos del total de 100, está amarrada la absolución, ya que un veredicto de culpabilidad requiere la mayoría de dos tercios, según recordó El País de Madrid. De todas maneras, una de las conclusiones importantes de este proceso es que se confirmó plenamente el liderazgo de Trump en la formación derechista estadounidense, que lo apoya en forma monolítica.

Trump será el tercer presidente de Estados Unidos en ser sometido a juicio político. El primero fue el demócrata Andrew Johnson 1868; el segundo, el también demócrata Bill Clinton, que cayó en desgracia por el escándalo a raíz de la denuncia de acoso sexual de Monica Lewinsky, pero también fue absuelto gracias al apoyo de los legisladores de su partido.

En la medida en que ya se sabe que el juicio político no terminará con su mandato, lo que queda por ver es cuánto y de qué manera impactará esta situación en la aspiración de Trump de ser reelecto en los comicios de noviembre. Por el momento, de acuerdo a encuestas realizadas en las últimas semanas, su aprobación no parece estar siendo afectada. De hecho, un estudio realizado por Gallup en noviembre indicó que desde setiembre la popularidad del presidente aumentó seis puntos hasta llegar a 45%.