Un tribunal de Sídney analiza desde ayer una orden de extradición emitida en 2014 por la Corte Suprema de Justicia de Chile contra Adriana Rivas, una ex agente de la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet, por el secuestro y la desaparición de siete personas entre 1974 y 1977. Entre las víctimas aparece el secretario general del Partido Comunista chileno, Víctor Díaz, desaparecido junto con otros miembros de esa organización política. La mujer fue capturada el martes en la ciudad australiana y ayer declaró ante el juez Robert Williams por videoconferencia desde el centro de detención.

Además de haber sido agente de la llamada Dirección Nacional de Inteligencia (Dina), Rivas fue secretaria y mano derecha del director de ese organismo, Manuel Contreras, uno de los principales criminales de la dictadura chilena. Contreras murió en 2015, mientras cumplía una condena de más de 400 años de prisión por secuestros, detenciones arbitrarias, encarcelamientos, torturas, desapariciones forzadas y asesinatos.

Rivas pertenecía a la Brigada Lautaro de la policía secreta, conocida por su brutalidad, y personas que estuvieron allí recluidas aseguraron que la mujer era “despiadada” durante los interrogatorios. Uno de los abogados de los familiares de las víctimas llegó a decir que Rivas era “una de las peores torturadoras de la Dina”.

La ex agente siempre negó las acusaciones en su contra, aunque en una entrevista concedida a la cadena australiana SBS en 2013 dijo que la tortura “siempre existió” en Chile y que “todo el mundo sabía que tenía que hacer eso y quebrar a la gente de alguna manera”. Cinco años después, en un documental realizado por su sobrina Lissette Orozco titulado El pacto de Adriana, Rivas admitió que durante la dictadura “hubo excesos”, pero aseguró que “en el momento en que estaba ahí, no sabía”. Agrega: “Lo supe después y lo lloré [...] Nunca pensé que mis compañeros podían hacer las cosas que declararon [...] No soporto que maltraten a un ser humano”. Cuando la sobrina le pregunta por qué nunca se presentó ante la Justicia, Rivas responde: “¿Por qué me voy a entregar yo si no he hecho nada malo?”.

Rivas huyó a Australia en 1978. Desde entonces, ha trabajado como niñera y empleada doméstica, según informó el diario chileno La Tercera. En 2006 viajó a su país para visitar a su familia y fue arrestada, pero volvió a huir a Australia cuando se le concedió libertad condicional.