Irán celebró ayer los 40 años de la revolución islámica que el 11 de febrero de 1979, bajo el liderazgo del clérigo chiita Ruhollah Jomeini, terminó con un régimen monárquico de 2.500 años e instaló en su lugar un sistema teocrático, denominado República Islámica. El presidente actual, Hasan Rohaní, que participó en la conmemoración ayer en la plaza Azadi de Teherán, destacó la “masiva participación popular” y advirtió a Occidente sobre el poderío bélico del Irán islámico, que, adelantó, continuará desarrollando sus programas armamentísticos.

“La masiva presencia en las celebraciones demuestra que el enemigo –los países “hostiles” de Occidente, sobre todo Estados Unidos e Israel– nunca alcanzará sus nefastos objetivos”, sostuvo Rohaní en su discurso frente a centenares de miles de iraníes en la capital del país. “No hemos pedido permiso a nadie ni lo pediremos para la producción de nuestros diferentes tipos de misiles; proseguiremos nuestro camino y reforzaremos el ejército y la defensa”, agregó.

Como demostración de este poderío, el Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica expuso en las calles de Teherán los misiles Qadr, con un alcance de 2.000 kilómetros, Ghiam, de 700 kilómetros, y Zolfeghar, de 800. “El poder militar de Irán alcanzado en los últimos 40 años, y especialmente en el último lustro, resulta asombroso para todo el mundo”, insistió Rohaní, quien destacó el progreso del país a nivel defensivo, y añadió: “Actualmente, 85% de nuestros equipos militares se fabrican en el país”. Durante su discurso, el mandatario destacó también el papel que cumple Irán en la defensa de los países de la región frente a la amenaza del terrorismo. “Irán es el único país de la región que puede acudir al rescate de los países amenazados de la región. La derrota de los terroristas de Estado Islámico en Irak y Siria gracias a la ayuda iraní demuestra el poder del país en la región y su honestidad en la lucha contra el terrorismo”, aseguró.

Rohaní atribuyó el progreso económico de la nación iraní a la revolución, y dijo que “la producción agrícola alcanza actualmente las 122 millones de toneladas anuales, mientras que 40 años atrás era de 26 millones. Eso significa que las exportaciones se han multiplicado por 20 y se han incrementado significativamente en comparación con el período anterior a la revolución”. A esto le sumó la producción de artículos industriales, cuyo crecimiento, aseguró, también ha sido “muy notable”. El mandatario declaró que Irán disfruta asimismo de una firme posición en cuanto al progreso científico y tecnológico; se ha producido “un rápido y espectacular desarrollo, el cual reconocen incluso los enemigos de Irán”, se congratuló. Rohaní destacó la autosuficiencia de Irán en la producción de gasolina y medicamentos y dijo que las industrias nacionales satisfacen 95% de las necesidades del país.

“Muerte a Estados Unidos”, fue uno de los mensajes más coreados y escritos en las pancartas llevadas por los asistentes a la celebración del aniversario, donde tampoco faltaron imágenes del ayatolá Jomeini, quien en 1979 regresó a Irán luego de estar exiliado durante 15 años por sus discrepancias con el último rey persa, el shah Mohammad Reza Pahlaví, quien siempre fue un firme aliado de Estados Unidos. Reza Pahlaví se fue de Irán en enero de 1979, pocos días antes de la revolución que ambientó el establecimiento del sistema de la República Islámica. Desde ese momento, el régimen intentó borrar cualquier vestigio de la influencia occidental y comenzó un largo período de enfrentamiento con varias potencias mundiales.

El año pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se retiró del acuerdo nuclear de Irán de 2015 junto a otros seis países e impuso nuevas sanciones a Teherán, lo cual redundó en un golpe a la economía del país. Además, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, pronosticó que Irán no llegaría a celebrar un nuevo aniversario de la revolución este año. Sin embargo, cuatro décadas después de la revolución, los iraníes celebraron nuevamente el fin de la injerencia estadounidense con carteles que señalaban: “En todas las áreas decepcionaremos a Estados Unidos”.

El gobierno de Trump, por su parte, condenó ayer los “40 años de fracaso” de la revolución en Irán y pidió “escuchar las voces” del pueblo iraní para que puedan “determinar la dirección de su país”. “Estados Unidos apoyará la voluntad del pueblo iraní y los respaldará para asegurar que se escuchen sus voces”, afirmó John Bolton, actual consejero de Seguridad de la administración Trump.