La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, sigue sin poder encontrar el camino hacia un brexit acordado, cuando quedan 49 días para que se haga efectiva la salida de su estado de la Unión Europea (UE). La líder conservadora regresó ayer de Bruselas a Londres con las manos vacías después de que el bloque rechazara una vez más la renegociación del acuerdo de salida y la salvaguarda irlandesa incluida en ese pacto.

La UE ya había advertido que el acuerdo, firmado en noviembre, no estaba abierto a modificaciones. Sin embargo, la semana pasada, el Parlamento británico aprobó una enmienda que pedía renegociar la salvaguarda para evitar una frontera física entre Irlanda del Norte, parte integrante de Reino Unido, y la República de Irlanda, que pertenece a la UE. May prometió que defendería el deseo de sus parlamentarios, pero ayer hizo la propuesta al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y volvió a fracasar.

“El presidente Juncker subrayó que la UE no reabrirá el acuerdo de retirada, que representa un compromiso cuidadosamente equilibrado entre la Unión Europea y Reino Unido, en el que ambas partes han hecho concesiones significativas para llegar a un acuerdo”, establece el comunicado conjunto que difundieron Juncker y May después del encuentro, que duró casi dos horas. Según el texto, la gobernante planteó “varias opciones” para hacer frente a las preocupaciones de los legisladores británicos sobre la salvaguarda “en el contexto del acuerdo de retirada, en línea con sus compromisos con el Parlamento”. Ninguno de los dos dio más detalles sobre las propuestas planteadas.

Por el contrario, Juncker sí accedió a “revisar” la declaración política firmada en noviembre con las líneas generales sobre la futura relación que Londres y Bruselas desean establecer tras la salida británica. Ese documento apostaba por mantener “una asociación ambiciosa, amplia, profunda y flexible” en áreas como la cooperación económica y comercial. Fue la única concesión.

Después de la reunión con Juncker, May no se mostró vencida e insistió en realizar cambios legalmente vinculantes en el acuerdo de retirada. “Con esos cambios en la salvaguarda irlandesa, junto al trabajo que hemos estado haciendo en los derechos de los trabajadores y en otras áreas, lograremos una mayoría estable en el Parlamento, y eso es por lo que voy a seguir peleando”, aseguró la jefa del gobierno británico. Se mostró además convencida de que logrará “a tiempo” la salida de Reino Unido de la UE, prevista para el 29 de marzo. El comunicado conjunto asegura que Juncker y May volverán a reunirse a fines de febrero.

Durante su visita a Bruselas, May también se reunió con el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani; el coordinador de la Eurocámara para el brexit, Guy Verhofstadt, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Este último insistió en que todavía no hay avances para superar el estancamiento en el que se encuentra el brexit. “Todavía no hay avances a la vista. Las conversaciones continuarán”, escribió el político en Twitter después de la reunión. El ambiente entre los dos estaba tenso. El día anterior, Tusk causó revuelo cuando en la misma red social dijo que los promotores del brexit tenían asegurado un “lugar especial en el infierno” al no haber preparado “siquiera un boceto del plan para llevarlo a cabo de manera segura”.

Por su parte, Tajani y Verhofstadt advirtieron que el escenario de un brexit sin acuerdo entre Londres y Bruselas sería “desastroso”, especialmente para la economía. Verhofstadt también abrió la puerta a una nueva redacción sobre la salvaguarda para evitar la barrera física entre Irlanda del Norte e Irlanda “dentro de la declaración política”, pero no en el acuerdo de retirada.

La próxima parada de May será hoy en Dublín. Allí se reunirá con el jefe del gobierno irlandés, el demócratacristiano Leo Varadkar, para analizar el desarrollo de las conversaciones con Bruselas sobre el brexit. El gobierno irlandés considera que la salvaguarda no debería modificarse, ya que es necesaria para mantener la frontera abierta y proteger la economía de la isla a la vez que su proceso de paz. Esta posición es compartida en Irlanda del Norte por los nacionalistas de Sinn Féin pero rechazada por el ultraconservador Partido Democrático Unionista, socio en el gobierno de May. Este desacuerdo también obstaculiza los planes de la primera ministra con la UE.

La salvaguarda establece que si no hubiera un acuerdo comercial entre la UE y Reino Unido al final del período de transición, en diciembre de 2020, seguirían en una unión aduanera, pero Irlanda del Norte tendría un estatus especial más alineado con el mercado único europeo.