El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, aterrizó ayer en Washington para iniciar una visita oficial de tres días, en la que se reunirá por primera vez con su par estadounidense, Donald Trump. Se trata además del primer viaje al exterior de Bolsonaro para tener una reunión bilateral desde que asumió el cargo, el 1o de enero. De hecho, desde entonces prometió que estrenaría su agenda exterior en Estados Unidos porque admira a Trump, lo considera un “modelo” y ha asegurado que comparte con él lineamientos políticos e ideológicos.

Los dos gobernantes se reunirán mañana de mañana en el Salón Oval de la Casa Blanca. Según el calendario oficial de la visita, se espera que firmen varios acuerdos comerciales y aborden diferentes asuntos, incluida la situación en Venezuela. Al respecto, los dos gobiernos comparten la postura del Grupo de Lima y exigen la salida del poder del presidente venezolano, Nicolás Maduro. Sin embargo, no coinciden en las soluciones: mientras que Washington defiende presiones más fuertes sobre Venezuela y no descarta una intervención militar, Brasilia asegura que la salida de la crisis política debe ser pacífica. Voceros de los dos gobiernos adelantaron que los presidentes también conversarán sobre posibles medidas para hacer llegar ayuda humanitaria a Venezuela, pese a que el gobierno de ese país no permitió su ingreso.

Ayer, en su primer día de visita oficial a Estados Unidos, Bolsonaro –que viajó con una delegación que incluye a seis de sus 22 ministros– participó en una cena en la embajada de Brasil, y hoy tiene previsto participar en diferentes foros económicos. Mañana, antes de encontrarse con Trump, el gobernante brasileño se reunirá con el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro.

Pocas horas antes de su llegada a Washington, cerca de 50 personas protestaron contra Bolsonaro frente a la Casa Blanca, informó el diario Folha de São Paulo. La mayoría de los manifestantes eran estadounidenses y llevaban carteles en los que se podían leer consignas como “Ele não”, “Todos unidos contra el fascismo” y “Solidaridad con Brasil”. De acuerdo con el diario brasileño, la manifestación fue organizada por la organización civil estadounidense Unite Against Hate.