Los gobiernos de Brasil y Estados Unidos llegaron, después de 20 años de negociación, a los términos del Acuerdo de Salvaguardas Tecnológicas (AST) que implica el uso comercial por parte de los estadounidenses del Centro de Lanzamientos de Alcântara (CLA), una base aeroespacial ubicada en el municipio de Alcântara, en el estado norteño de Maranhão.
En declaraciones al diario O Estado de São Paulo, el embajador brasileño en Estados Unidos, Sérgio Amaral, divulgó parte de los cambios acordados en el nuevo texto, que todavía debe pasar por una etapa final de revisión. Según el diplomático, durante las negociaciones se logró reducir la injerencia estadounidense en territorio brasileño, algo que había sido muy cuestionado en el Congreso durante años. “Esta negociación cierra casi 20 años en los que estuvimos intentando lanzar desde la base de Alcântara misiles de mayor capacidad, que pueden ser utilizados para uso comercial, sobre todo el lanzamiento de satélites”, afirmó Amaral.
El AST tiene cláusulas que protegen tanto la tecnología utilizada por los estadounidenses como por los brasileños. Según lo acordado, Estados Unidos podrá lanzar satélites, cohetes y misiles desde la base, pero el territorio de Alcântara seguirá siendo espacio bajo jurisdicción del Estado brasileño. El interés estadounidense en tener acceso a la base se vincula con su cercanía con la línea del Ecuador, ya que eso permitirá aumentar la efectividad de los lanzamientos y también ahorrar combustible.
Una de las cuestiones más controvertidas de la discusión sobre el acuerdo fue la que se produjo en torno a los recursos obtenidos de la explotación comercial del lanzamiento de satélites. Los recursos podrán ser usados en cualquier etapa del Programa Espacial Brasileño, pero no para el desarrollo de un vehículo lanzador.
Según explicó el embajador Amaral, esto es así debido a que la legislación estadounidense prohíbe al país entrar en acuerdos en los que, de alguna manera, se promueva la transferencia y el desarrollo de tecnología para la producción de cohetes lanzadores.
De acuerdo con fuentes diplomáticas citadas por los diarios brasileños, el documento final del acuerdo está siendo revisado y puede ser firmado el martes, día en el que el presidente estadounidense, Donald Trump, recibirá a su par de Brasil, Jair Bolsonaro, en la Casa Blanca.
La inminente firma del acuerdo es blanco de fuertes críticas. En un artículo publicado en el sitio Brasil de Fato, el diplomático y político Samuel Pinheiro Guimarães Neto, secretario general de Relaciones Exteriores de Brasil entre 2003 y 2009 y ministro de Asuntos Estratégicos en 2009 y 2010, afirma que en este trato se juega mucho más que el uso de una base aeroespacial. “El objetivo principal estadounidense es tener una base militar en territorio brasileño, en la que ejerza su soberanía, fuera del alcance de las leyes y de la vigilancia de las autoridades brasileñas, incluso militares, y donde pueda desarrollar todo tipo de actividad militar”, afirmó Guimarães. Agregó: “La localización de Alcântara, en el nordeste brasileño, frente a África Occidental, es ideal para Estados Unidos desde el punto de vista de sus operaciones político-militares en América del Sur y en África, así como de su estrategia mundial de confrontación con Rusia y China”.