De visita en Estados Unidos, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, tiene previsto reunirse hoy con su par estadounidense, Donald Trump, en el que será su primer encuentro bilateral. El ex militar ultraderechista ha manifestado en más de una ocasión su admiración y su afinidad ideológica con el mandatario republicano.

La agenda de la reunión incluye asuntos vinculados con América del Sur, en particular acerca de la situación en Venezuela. Además, se prevé que durante el encuentro Bolsonaro anuncie la revocación de la exigencia de visado para que los estadounidenses ingresen a Brasil. Lo mismo está previsto para los ciudadanos canadienses, australianos y japoneses. Según informó la revista Veja, esta decisión fue aprobada por los ministros de Justicia, Sérgio Moro, y de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, y ya fue firmada por el presidente brasileño. De acuerdo a la misma fuente, la medida será unilateral, porque no se espera que Bolsonaro le exija la reciprocidad de Estados Unidos.

Ayer, en una actividad que no estaba prevista en su agenda, el presidente Bolsonaro visitó, junto con su hijo Eduardo y a varios ministros que lo acompañan en este viaje, la sede de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés). La noticia fue dada a conocer por Eduardo Bolsonaro, que en su cuenta de Twitter publicó que la comitiva estaba en camino hacia la CIA. “Será una excelente oportunidad para conversar sobre temas internacionales y regionales con técnicos del más alto nivel”, afirmó.

Durante este viaje, además, el presidente de Brasil grabó una entrevista televisiva con la cadena Fox News, cenó con integrantes del Consejo Empresarial Brasil-Estados Unidos y mantuvo una reunión con Henry Paulson, ex secretario del Tesoro estadounidense. En ese encuentro Bolsonaro firmó el acuerdo que permitirá a Estados Unidos el uso comercial de la base de lanzamientos aeroespaciales ubicada en la localidad de Alcântara, en el estado de Maranhão, que posibilitará a los estadounidenses lanzar cohetes desde esa posición, que por su cercanía con la línea del Ecuador permitirá ahorrar recursos y aumentar la precisión de los envíos.

A propósito de este acuerdo, que fue cuestionado por la oposición, el ministro de Ciencia y Tecnología, Marcos Pontes –que fue el primer y único brasileño en viajar al espacio–, dijo que no afectará en modo alguno la soberanía del país. “Este acuerdo fue hecho en base a términos técnicos y no tiene ningún tipo de influencia sobre nuestra soberanía. Por el contrario, puedo asegurar que vamos a ganar mucho con esto”, dijo el ministro.

“Este acuerdo ha sido analizado desde hace mucho tiempo; hace 20 años que este tema está trancado”, afirmó Pontes. “Pero la verdad es que 82% de los satélites usan piezas estadounidenses, y para que un país pueda lanzar satélites es bueno tener un acuerdo con Estados Unidos para garantizar que vas a proteger esa tecnología, para que ella no sea robada o copiada por otros países”, agregó.

La visita de Bolsonaro a Estados Unidos tiene una fuerte impronta ideológica, un punto que quedó de manifiesto en la cena que mantuvo en la noche del domingo en la residencia del embajador brasileño en Washington, Sérgio Amaral. Además de los integrantes de su comitiva, participaron el ensayista e ideólogo derechista brasileño Olavo de Carvalho –quien reside desde hace más de una década en Estados Unidos y es un referente ideológico de Bolsonaro– y el estadounidense Steve Bannon, que lideró la campaña presidencial de Donald Trump y asesoró a la derecha y la extrema derecha en distintos países.

Según señaló el portavoz de la presidencia brasileña, Otávio Santana do Rêgo Barros, Bolsonaro dio un discurso breve, “recogió ideas” y después conversó con los invitados. “Las ideas del presidente son las de fortalecer nuestro comercio reconociendo que Estados Unidos es el segundo mercado más importante para los productos brasileños. Por eso la diplomacia para fortalecer la democracia de este lado de Occidente es extremadamente importante”, afirmó. Además, el portavoz presidencial afirmó que “aspectos relativos al antiguo comunismo ya no pueden imperar en el ambiente en que vivimos actualmente”.