El aniversario del golpe de Estado de 1976 reunió ayer a miles de personas en la Plaza de Mayo y las calles del centro de Buenos Aires, que se llenaron de símbolos de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. “Luche como una abuela”, estaba escrito en el pañuelo blanco que llevaba extendido uno de los manifestantes. Muchos otros hicieron circular una larguísima tela azul con cientos y cientos de fotos de desaparecidos, y varios llevaban un cartel con la frase “Son 30.000”. Era una respuesta a aquellos funcionarios y dirigentes políticos del oficialismo que ponen en duda el número de desaparecidos en Argentina.
Convocaron a la movilización sindicatos, organizaciones sociales y partidos políticos. Llamaron a concentrarse frente al Congreso, ante el ex centro de detención clandestino de la Escuela de Mecánica de la Armada y en otros puntos desde los que partieron las columnas que se dirigirían a la plaza. Allí la proclama era una sola y pertenecía a organizaciones de madres, abuelas, hijos y otros familiares de desaparecidos. Para leerla, se alternaron Estela de Carlotto, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, y Taty Almeida, dirigente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
“Son 43 años de aquel día, cuando los genocidas ocuparon la Casa Rosada y, con el terror sistemático como método, buscaron imponer un plan económico, político, social y cultural de hambre y exclusión”, afirmaron las organizaciones. La proclama recordó las “miles de desapariciones forzadas y asesinatos”, el robo de bebés, los presos políticos y la tortura, así como la política económica de la dictadura, que generó “una deuda externa que causó hambre por décadas”.
“También estamos aquí porque seguimos luchando y nos manifestamos contra el avasallamiento que el gobierno de Mauricio Macri genera todos los días: despidos masivos, la miseria planificada, la entrega del país a los buitres”, dijeron las organizaciones sociales. La proclama también se refirió a la persecución de pueblos originarios y militantes políticos y sociales, a la necesidad de defender “los derechos de mujeres, lesbianas, travestis y trans” y condenar la “grave injerencia del gobierno sobre el Poder Judicial”, así como los “retrocesos en memoria, verdad y justicia”. Concluyó que “el recrudecimiento de la represión y la violencia institucional es alarmante”.
Las organizaciones reclamaron que “los genocidas, los partícipes y los cómplices rompan los pactos de silencio y nos digan dónde están” los desaparecidos y los niños apropiados, y pidieron a “toda la sociedad” que aporte información. “El tiempo del silencio se terminó y necesitamos la verdad de manera urgente”, afirmaron. Después de reivindicar la lucha de los 30.000 desaparecidos, se refirieron a los niños que fueron apropiados: “Siguen faltando alrededor de 300 hombres y mujeres que están entre nosotros: son trabajadores, padres, madres, compañeros de oficina, de oficio, vecinos [...] Son nuestros nietos y nietas, quienes viven con su identidad falseada”. La titular de Abuelas, una organización que logró identificar a 128 nietos, lamentó que en 2018 sólo se lograra resolver uno de esos casos. Al leer la proclama, Carlotto habló de la dictadura, pero también del presente, cuando dijo que “los discursos que impulsan el olvido y justifican los delitos de lesa humanidad no generan un clima propicio para quienes aún tienen pendiente indagar sobre su identidad”.