Lejos de calmarse, el conflicto político en Venezuela se tensó ayer con la decisión de la oficialista Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de levantar la inmunidad parlamentaria a Juan Guaidó, titular de la Asamblea Nacional, el parlamento de mayoría opositora, y autoproclamado presidente encargado del país. La ANC le retiró la inmunidad parlamentaria cuando autorizó al Tribunal Supremo de Justicia –que también es integrado en su totalidad por magistrados afines al presidente Nicolás Maduro– a seguir con el proceso contra Guaidó. Se lo acusa de haberse proclamado presidente y haber desconocido las órdenes de la Justicia de no abandonar el país.

El dirigente opositor respondió mediante su cuenta de Twitter y le restó importancia a la decisión de un órgano que para él “no existe”. La oposición rechazó en su momento la decisión de crear la ANC y decidió no participar en las elecciones que se convocaron para integrarla. Por lo tanto, todos los miembros de esa asamblea representan al oficialismo.

“Creen que atacándonos van a acabar con la esperanza. Si el régimen se atreve a secuestrarme y dar un golpe de Estado, vamos a actuar con contundencia. Al dictador sólo le queda la fuerza bruta, a nosotros la fuerza de un pueblo decidido a lograr el cese de la usurpación”, afirmó Guaidó. A continuación advirtió: “Ya hemos hablado con presidentes y cancilleres del mundo. Los usurpadores no quieren probar la determinación de la comunidad internacional. Los cobardes que no pueden darle la cara al pueblo ya tomaron su decisión. Nuestra Fuerza Armada también tiene una decisión que tomar”. Para el sábado, Guaidó convocó una nueva manifestación opositora.

Mientras tanto, la esposa del dirigente, Fabiana Rosales, que viajó a Estados Unidos a reforzar los apoyos a su marido en ese país, dijo que la vida del “verdadero presidente” de su país, como la de otros venezolanos, corre “peligro”. Agregó que aun así no hay “vuelta atrás” en la lucha por la libertad y la democracia, y que si si su esposo es detenido, esa acción equivaldría a “un golpe de Estado directo”. Durante este viaje a Estados Unidos, Rosales fue recibida por el presidente, Donald Trump, y por el gobernador de Florida, Ron DeSantis.

Por su parte, el presidente colombiano, Iván Duque, uno de los más firmes defensores de Guaidó, manifestó ayer que llegó “un momento en el que la comunidad internacional tiene que mirar esta situación con suma preocupación”, según citó la agencia de noticias Efe. El gobernante agregó que tiene miedo de que “lo que venga ahora sea una arremetida de la dictadura en contra de lo que son los legítimos defensores del pueblo de Venezuela”.

Varios países cuestionaron ayer la decisión de retirarle los fueros al dirigente opositor, y el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, llamó ayer “a todos los actores para que tomen medidas inmediatas que rebajen las tensiones y que se abstengan de cualquier acción que pueda llevar a una mayor escalada”. Así lo dijo el portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric, y aludió a la decisión de retirarle los fueros a Guaidó al decir que “esa es claramente una de esas acciones”. A su vez, el canciller venezolano, Jorge Arreaza, dijo a Efe que este “es un asunto de la Justicia venezolana y no del Poder Ejecutivo”.