Una vez apagado el fuego que destruyó una parte de la catedral de Notre-Dame, en París, las autoridades francesas concentran sus esfuerzos en desentrañar qué originó el incendio, por un lado, y en avanzar en la reconstrucción del edificio histórico. El fiscal de la capital francesa y responsable de la investigación, Rémi Heitz, afirmó ayer que “nada por ahora va en la línea de un acto voluntario”, por lo que la hipótesis más firme que se maneja es la de un accidente que pareció iniciarse en torno a la aguja de la catedral, donde se estaban haciendo obras de restauración. Para esto se había montado un andamiaje de 100 metros de altura.

Heitz dijo que los investigadores ya comenzaron a interrogar a testigos, y explicó que los expertos tendrán que hacer constataciones en el lugar pero que todavía no era posible entrar al edificio porque no era “estable”. El secretario de Estado del Ministerio del Interior, Laurent Núñez, aseguró que se podrá ingresar a partir de mañana.

Núñez dijo que la catedral pudo salvarse por “un cuarto de hora o media hora”, lapso en el que un grupo de bomberos subió a las torres y pudo evitar su derrumbe. “Una veintena de funcionarios, poniendo en peligro sus vidas, entraron en las dos torres para abordar el fuego desde el interior, y eso permitió salvar el edificio”, detalló. El número dos de la cartera aseguró que la preocupación principal de las autoridades es “la seguridad del edificio”, y reveló que se han detectado “algunos puntos vulnerables” que han llevado a evacuar cinco edificios cercanos como medida de precaución.

Por su parte, el ministro de Cultura francés, Franck Riester, hizo una evaluación parcial de los daños. Destacó particularmente la destrucción de la aguja de la catedral y el deterioro del crucero norte, así como de tres rosetones construidos en el siglo XIII que representan las flores del paraíso. Riester también reiteró que si bien los muros del edificio quedaron “totalmente en pie”, dos tercios del techo se vinieron abajo.

El presidente francés, Emmanuel Macron, fijó ayer un plazo de cinco años para reconstruir “todavía más bella” la catedral de Notre-Dame. “Somos un pueblo de emprendedores. Tenemos mucho que reconstruir. Y la reconstruiremos”, aseguró el gobernante en un discurso televisado desde el palacio del Elíseo. “Quiero que esté terminada en cinco años. Podemos hacerlo. Y para hacerlo nos movilizaremos”, agregó. Esa movilización incluye el llamado del gobierno para hacer una colecta nacional, que empezó a gestarse incluso antes de que Macron la anunciara, por parte de instituciones, empresas y familias adineradas.

Según la agencia de noticias Efe, ayer de tarde, cuando todavía no habían pasado 24 horas desde el inicio del incendio, ya se sumaban más de 840 millones de dólares en compromisos de donación. Con el fin de organizar la avalancha de contribuciones, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, propuso convocar una “conferencia internacional de donantes”, en una fecha a definir. También se comprometió a que su alcaldía contribuya con unos 56 millones de dólares para los trabajos de restauración. A todo esto habrá que sumarle las cantidades que los ciudadanos deseen aportar de su propio bolsillo. La Fundación del Patrimonio informó ayer de tarde que recaudó unos 15 millones de dólares, que empezaron a acumularse después del llamado de Macron a la colecta nacional.

Fuera de Francia, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, instó a todos los estados miembros de la Unión Europea a contribuir, mientras que el titular del parlamento del bloque, Antonio Tajani, pidió a los 751 integrantes que donen el salario de un día.