El presidente estadounidense, Donald Trump, salió ayer en defensa de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por su sigla en inglés), después de que la Fiscalía General de Nueva York anunció el inicio de una investigación por supuestas irregularidades en las finanzas de esta organización. A través de su cuenta en Twitter, el jefe de la Casa Blanca acusó al gobernador neoyorquino, Andrew Cuomo, y a la Fiscalía de ese estado de “estar utilizando ilegalmente el aparato legal del Estado para desmantelar y destruir a esta organización tan importante”. También le pidió a la Fiscalía que termine con sus “luchas internas” y “vuelva a ser grande”.

La portavoz de la Fiscalía de Nueva York, Kelly Donnelly, confirmó el domingo que la entidad está investigando a la NRA pero no explicó por qué. Sin embargo, el diario The Wall Street Journal informó que se trata de una “presunta mala conducta financiera”. La hipótesis fue prácticamente ratificada cuando el presidente de la asociación, el ex militar Oliver North, anunció que renunciaba a su cargo por haber acusado a otros líderes del grupo de estar “implicados en malas conductas financieras”. North incluso llegó a decir que uno de esos acusados –el director ejecutivo, Wayne LaPierre– lo amenazó con publicar información “perjudicial” en su contra si no dejaba el puesto.

Trump nunca ocultó su simpatía por el poderoso grupo que defiende la tenencia de armas. Por el contrario, el año pasado el mandatario incluso participó en la convención anual de la organización, en donde definió a sus miembros como “verdaderos patriotas” y reforzó la defensa de las armas como “un derecho de libertad”. Todo esto ocurre mientras crece con fuerza en Estados Unidos un movimiento ciudadano liderado por adolescentes y jóvenes que sale a las calles a protestar contra el porte de armas cada vez que se repiten en el país actos de violencia, atentados o tiroteos protagonizados por civiles.