El Senado de Alabama, Estados Unidos, aprobó una ley que limita los casos en los que se considera legal interrumpir un embarazo a tal punto que casi equivale a una prohibición. Castiga con 99 años de prisión a los médicos que practiquen abortos, que contempla sólo en unas pocas excepciones: cuando exista un “riesgo grave de salud para la madre”, cuando el feto tenga “una anomalía letal”, y en caso de embarazo ectópico.
La mayoría republicana logró aprobar esta iniciativa con 25 votos a favor, con la oposición de seis senadores estaduales, y rechazó una enmienda propuesta por el Partido Demócrata para que se establecieran otras excepciones, para los casos de violación e incesto. Sólo falta que el proyecto sea firmado por la gobernadora del estado de Alabama, Kay Ivey, también republicana, para que se convierta en ley. Seis meses después de su firma, entrará en vigencia.
Esta iniciativa y las prohibiciones que establece confrontan con el fallo Roe versus Wade, un pronunciamiento de la Corte Suprema que legalizó el aborto en 1973. Por lo tanto, puede conducir a que se presenten recursos ante la Justicia para impedir que entre en vigencia. Pero esta posibilidad no altera los planes de los legisladores de Alabama ni de los militantes contra la interrupción voluntaria del embarazo en Estados Unidos. Por el contrario, ellos buscan que estas acciones judiciales contra sus proyectos transiten por los tribunales y lleguen a una Corte Suprema mucho más conservadora que la de 1973. Tienen la expectativa de que el máximo tribunal se pronuncie al respecto y revierta el fallo Roe versus Wade. Los últimos integrantes de esa corte, Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh, nombrados por el presidente Donald Trump y conocidos conservadores, alentaron estas expectativas.
“Este proyecto consiste en desafiar a Roe versus Wade y en proteger las vidas de los nonatos”, dijo la congresista republicana de Alabama Terri Collins, que promovió la iniciativa. “Este es el camino por el que eventualmente llegaremos a donde queremos llegar”, afirmó, según publicó el diario The Washington Post.
Otras leyes que restringen la posibilidad de practicar un aborto se aprobaron ya en otros 16 estados. Es el caso de la llamada “ley del latido”, aprobada en Georgia y Misisipi, que prohíbe el aborto una vez que se puedan escuchar los latidos del embrión, algo que puede ocurrir a las seis semanas de gestación, cuando es probable que el embarazo no haya sido detectado.
El gobernador de Misisipi, Phil Bryant, vinculó esa ley con sus convicciones religiosas. “Pensamos que esto muestra el profundo respeto y deseo de los residentes de Misisipi de proteger la santidad de la vida no nacida allá donde sea posible”, dijo, después de aprobarla, en marzo. “Todos tendremos que responder ante el Señor un día. En ese momento yo diré: ‘Luché por las vidas de bebés inocentes, incluso bajo amenaza de una demanda legal’”, tuiteó.
Hace unos meses, la “ley del latido” fue calificada como la más restrictiva de las que se aprobaron en el país, pero fue superada por la de Alabama. Durante su debate, que se extendió hasta la madrugada de ayer (hora de Uruguay), la senadora demócrata Vivian Figures propuso a sus compañeros de cámara que votaran una enmienda que convirtiera la vasectomía en un delito, y así argumentó que las leyes no criminalizan lo que un hombre haga con su cuerpo y sus decisiones reproductivas. Afuera del edificio, manifestantes protestaban contra el proyecto de ley que finalmente fue aprobado, en una escena que se ha repetido en otras cámaras de Estados Unidos.