La violencia en la franja de Gaza llegó el fin de semana a su punto más alto en varios años, y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Egipto y Catar aceleraron los contactos para buscar una mediación que le pusiera un freno. Durante la noche del sábado al domingo, Israel bombardeó 250 objetivos en ese territorio palestino, mientras que desde allí milicianos lanzaron unos 600 proyectiles a zonas israelíes cercanas y activaron una y otra vez las alarmas del sistema antisimiles. Se trató del momento más agresivo en este conflicto desde 2014, cuando se lanzó la Operación Escudo Protector y murieron más de 2.300 personas, en su gran mayoría palestinos.

Los ataques del fin de semana dejaron 27 muertos: cuatro civiles israelíes, 11 civiles palestinos y 12 combatientes, también palestinos. En Israel, los cuatro civiles fallecidos fueron alcanzados por cohetes lanzados desde la franja. Un hombre de 60 años murió en su casa, otro, perteneciente a la minoría árabe del país, murió en una fábrica de cemento y dos más murieron en sus autos.

Según informaron la agencia de noticias Efe y el diario israelí Haaretz, entre los 11 civiles palestinos que murieron este fin de semana se cuentan dos mujeres embarazadas y dos niñas. Las autoridades de Israel manifestaron que, según sus datos, una de esas mujeres adultas y su sobrina de un año y medio murieron a causa de un cohete que lanzaron palestinos, algo que estos niegan.

Los ataques fueron repudiados por el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres. En un comunicado de su portavoz, Stéphane Dujarric, el funcionario condenó “en los términos más severos el lanzamiento de cohetes de Gaza a Israel, y particularmente el ataque contra lugares en los que hay población civil”. Advirtió sobre el “riesgo de otra peligrosa escalada y una nueva pérdida de vidas en víspera del mes sagrado del Ramadán”, que comienza hoy, y pidió a los involucrados en este conflicto que “disminuyan de inmediato la violencia”.

Palestinos llevan el cuerpo de Saba Abu Arar, durante su funeral, ayer, en Gaza.

Palestinos llevan el cuerpo de Saba Abu Arar, durante su funeral, ayer, en Gaza.

Foto: Mahmud Hams, AFP

La oficina de Guterres informó que el enviado especial de la ONU Nickolay Mladenov estaba trabajando para “restaurar la calma”. Con ese objetivo, Mladenov inició contactos con Israel y Hamas –el movimiento palestino que controla Gaza–, y en su papel de mediador estaba acompañado de las autoridades de Egipto y Catar. De acuerdo con Haaretz, de esos contactos surgió anoche una propuesta de cese del fuego.

La tensión ya estaba en aumento la semana pasada, en la que hubo varios incidentes, y durante la Marcha del Retorno, una protesta que se repite todos los viernes desde marzo de 2018. Mientras se desarrollaba esa movilización, un tiroteo hirió a dos soldados israelíes, y el Ejército acusó a Hamas de haber utilizado la marcha para atacarlo, ante lo cual respondió con bombardeos de aviones cazas. Durante la marcha, además, los disparos israelíes mataron a un civil y dejaron decenas de manifestantes heridos.

“He ordenado que continúen los ataques masivos contra objetivos terroristas en Gaza y reforzar las tropas de blindados, artillería e infantería en torno a la Franja”, dijo ayer temprano el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Los bombardeos israelíes apuntaron a centros de entrenamiento y túneles construidos por integrantes de las Brigadas al Qasam, brazo armado de Hamas, el movimiento palestino que controla Gaza, y de la Jihad islámica. Pero también alcanzaron edificios civiles, entre ellos la sede de la agencia de noticias Anadolu y la organización civil Yardimeli Dernegi, las dos turcas. También fueron bombardeadas la oficina de prensa de la Oficina de Asuntos de los Prisioneros de la Organización para la Liberación de Palestina y el Centro Cultural Abdula Hourani, de Al Fatah, el partido que gobierna el territorio palestino de Cisjordania, informó Efe.

Estos ataques fueron condenados por el gobierno de Gaza y por la Asociación de Periodistas Palestinos, que negó las versiones de que esas sedes albergaran oficinas de inteligencia de Hamas. También la Alianza Europea de Agencias de Noticias condenó los ataques y señaló que “la seguridad de los periodistas es una condición para la libertad de expresión”. A estos bombardeos se sumaron otros que destruyeron edificios en la ciudad de Gaza, donde las calles se vaciaron de gente y los centros de estudio fueron cerrados.