Los gobernadores de 13 estados brasileños y también el del Distrito Federal (DF), Brasilia, divulgaron ayer una carta abierta en contra del decreto firmado por el presidente Jair Bolsonaro que flexibiliza el porte del armas en el país. Según informó el diario O Globo, las máximas autoridades de los estados de Alagoas, Bahía, Ceará, Maranhão, Paraíba, Piauí, Pernambuco, Río Grande do Norte, Sergipe, Amapá, Tocantins, Pará, Espirito Santo y el DF, solicitaron que los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial actúen para que el decreto sea derogado y así sea posible “una efectiva política responsable sobre el uso de las armas y las municiones”.

En su carta, los gobernadores argumentan que “las medidas previstas por el nuevo decreto no contribuirán” a mejorar la seguridad en sus estados, sino que, por el contrario, “tendrán un impacto negativo, aumentando por ejemplo la cantidad de armas y municiones en poder de los criminales y también los riesgos de que discusiones y disputas entre vecinos terminen en tragedias”.

De manera paralela al pedido de los gobernadores, hay otras acciones en curso para dejar sin efecto el decreto presidencial. El Ministerio Público Federal pidió en Brasilia su suspensión y además hay tres recursos presentados ante la Justicia Federal, según informó la revista Fórum. De acuerdo con el decreto sancionado por Bolsonaro que reglamenta el porte y el uso de armas en Brasil, cualquier ciudadano puede comprar un fusil, incluyendo el modelo T4, un arma de grueso calibre utilizada por las fuerzas tácticas militares que es fabricada por la empresa Taurus, cuya sede se encuentra en la ciudad de São Leopoldo, en el estado de Río Grande do Sul.

También ayer la organización Amnistía Internacional difundió una carta en la que afirma que el decreto firmado por Bolsonaro atenta “contra las garantías del derecho a la vida” y podría aumentar el número de homicidios en Brasil.

Marcha bolsonarista

Mientras se inician campañas contra las medidas de Bolsonaro, sus partidarios planean movilizaciones a su favor. En redes sociales convocan a marchar el domingo en varias ciudades del país. Estos actos intentan ser una demostración de fuerza que se contraponga a las manifestaciones que se desarrollaron días atrás en rechazo a los recortes que el gobierno impulsa en la educación.

A la vista de la opinión pública, tanto local como internacional, Bolsonaro está perdiendo cada vez más prestigio, del mismo modo que disminuye su apoyo en el Congreso.

Las movilizaciones llegaron incluso a generar contradicciones en la interna del Partido Social Liberal por el que fue electo presidente, una pequeña formación derechista con poca representación parlamentaria. El titular del partido, el diputado Luciano Bivar, dijo que no le encuentra sentido a estas manifestaciones porque Bolsonaro “fue institucional y democráticamente elegido para ejercer el poder”. Agregó que “él no cometió ningún delito de improbidad ni tampoco un delito administrativo y tiene una red social de apoyo inmensa”.

Bivar también expresó su temor a que en una manifestación como la que se está planificando para el domingo surjan consignas que no son avaladas por el PSL, por ejemplo, consignas a favor de una intervención militar en el gobierno. “En este tipo de actos pueden haber personas infiltradas con carteles fuera de lugar que no representan nuestras posturas”, concluyó.

El portavoz de la presidencia, Otávio Rêgo Barros, informó ayer, según recogió la agencia de noticias Reuters, que Bolsonaro tomó la decisión de no participar en las manifestaciones del domingo, que tienen entre sus principales reivindicaciones el cierre del Supremo Tribunal Federal y del Congreso Nacional. El presidente había llegado a considerar su asistencia, pero ante la presión de sus aliados en el Congreso, más moderados, decidió no ir a ningún acto el domingo y recomendó lo mismo a todos los ministros que integran su gabinete.

Según consignó Fórum, la presencia de Bolsonaro en las movilizaciones del domingo era defendida por el núcleo ideológico del Palacio de Planalto, formado mayoritariamente por los seguidores del escritor Olavo de Carvalho. Para ellos, la participación de Bolsonaro sería un gesto hacia sus simpatizantes. Por el contrario, el ala militar del gobierno entendía que la presencia del presidente en estos actos serían un error, porque lo expondría a un desgaste innecesario, más allá del apoyo popular que pueda reunir la convocatoria.