La investigadora, socióloga e historiadora argentina Dora Barrancos presentará hoy su renuncia como titular del área de Ciencias Sociales y Humanidades del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). La decisión de Barrancos es una denuncia y una protesta, según explicó ayer a distintos medios argentinos. “Había tomado la decisión de irme en enero. Ya pasó un año desde que se eligieron autoridades y mi sucesor no fue designado en su cargo. Es una manera de dejar en evidencia la negligencia del gobierno actual, al que no le interesan las reglas democráticas ni el republicanismo que pregona”, dijo ayer Barrancos en declaraciones al diario Página 12.

La votación para elegir al directorio del Conicet se realizó en mayo de 2018 y los investigadores electos todavía no han podido ejercer sus funciones. Esto se debe a que los cargos, para ser efectivos, deben designarse mediante un decreto del Poder Ejecutivo del cual no hay señales. “Esta situación evidencia el desaguisado institucional, ¿cómo va a tardar un año en salir un decreto? Es algo que no se puede creer. Me están diciendo que el trámite está en la Secretaría de Legal y Técnica desde hace mucho tiempo ya, yo me voy. Era una cuestión casi extorsiva; desde el Conicet me pedían que me quedara porque la situación ya se iba a resolver, pero la verdad es que no estoy dispuesta a tanto”, dijo Barrancos, quien encabezó el área de Ciencias Sociales y Humanidades durante dos mandatos, desde 2010. Con su dimisión, el área queda acéfala. La investigadora reconoció que esto es “un problema”, pero insistió en que la situación “no da para más”.

La falta de designación de los investigadores electos el año pasado es sólo una parte de esta situación. La crisis en el sector de la ciencia empezó en 2016, cuando el Congreso aprobó un presupuesto en el que reducía 60% la incorporación de científicos al Conicet. Lo siguieron otros ajustes. Uno de los más recientes fue el recorte en los ingresos a la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico del Conicet, que este año dejó afuera del sistema científico público a más de 2.100 doctores y sólo admitió a 17,7% de los postulantes. A esto se agrega un ajuste en universidades e institutos, una creciente “fuga de cerebros” y uno de los porcentajes del Producto Interno Bruto más bajos otorgados a la ciencia –de alrededor de 0,23%, pese a que el gobierno prometió elevarlo a 1,5%–.

La renuncia de Barrancos fue anunciada en un momento en el que la discusión sobre la ciencia está al rojo vivo en Argentina, después de que una participante del programa televisivo ¿Quién quiere ser millonario? contó que era bióloga y que se había presentado al concurso en busca de fondos para financiar una investigación. La científica Marina Simian dijo frente a las cámaras, y en horario central, que los 11.000 dólares que ganó contestando preguntas serían destinados a la compra de insumos para un proyecto que estudia los mecanismos que llevan a la progresión del cáncer de mama y el tumor cerebral, porque el gobierno del presidente argentino, Mauricio Macri, le paga de forma discontinua y recortada un subsidio que ganó en 2017.

Esto provocó una ola de felicitaciones para la investigadora en las redes sociales, y también sirvió para que dirigentes políticos de la oposición, científicos y activistas denunciaran el recorte del gobierno de los recursos para proyectos e investigaciones. El miércoles, durante una entrevista radial, el ministro del Interior argentino, Rogelio Frigerio, fue consultado sobre la caída del financiamiento a la ciencia. Se limitó a responder que el gobierno tiene que “hacer un esfuerzo para dejar de vivir de prestado”.