Con los votos favorables del opositor Partido Socialdemócrata Austríaco (SPÖ, por su sigla en alemán), del pequeño partido ecologista de izquierda Jetzt, y también con los de sus antiguos aliados ultraderechistas del Partido por la Libertad (FPÖ, por su sigla en alemán), el Parlamento austríaco votó ayer favorablemente la moción de censura presentada contra el primer ministro Sebastian Kurz.

La caída del joven jerarca de 32 años, líder del Partido Popular Austríaco (ÖVP, por sus siglas en alemán), fue consecuencia del escándalo de corrupción denominado Ibizagate, hecho que le costó la dirección partidaria y el cargo de vicecanciller a Heinz-Christian Strache luego de que se publicara un video grabado en el verano boreal de 2017 con una cámara oculta, en el que se ve a este político al proponer contratos públicos a una supuesta sobrina de un magnate ruso a cambio de apoyo electoral y de una posible financiación ilegal. El lunes de la semana pasada, todos los ministros del FPÖ dejaron sus cargos como consecuencia del escándalo, rompiendo la coalición que sostenía el gobierno de Kurz, e incluso ayer los parlamentarios del sector ultraderechista no titubearon en votar la salida del gobierno de quien hasta hace pocos días era su aliado.

Ahora el presidente austríaco, Alexander van der Bellen, deberá nominar a un nuevo primer ministro, quien tendrá como tarea conformar un gobierno interino hasta que se celebren las nuevas elecciones en setiembre. Precisamente a estas elecciones hizo referencia Kurz luego de conocida la aprobación de la moción de censura contra él y su gobierno.

El líder conservador dijo a los medios que con la votación de ayer se cumplió la voluntad del Parlamento, pero a la vez afirmó que “la decisión final será tomada democráticamente por el pueblo” durante las elecciones parlamentarias anticipadas.

Pese al revés en el Parlamento, Kurz está confiado en poder ser nuevamente primer ministro tras las elecciones de setiembre, porque su partido fue el más votado en los comicios para el Parlamento Europeo que se llevó a cabo el domingo en todos los países integrantes de la Unión Europea.

En dicha instancia, a pesar de tener al Ibizagate como telón de fondo, el ÖVP de Kurz fue el partido más votado con 34,9% de los apoyos, en segundo lugar quedó el socialdemócrata SPÖ, con 23,4%, y en tercer lugar los ultraderechistas del FPÖ, que a pesar del escándalo de corrupción con el que arrastran obtuvieron 17,2% de las adhesiones.