Anticipada por promesas exuberantes y anunciado como el “acuerdo del siglo” para solucionar el conflicto entre Israel y Palestina, ayer se presentó en Bahréin una propuesta de Estados Unidos para la región. Sin embargo, lo que se preveía como una iniciativa política se convirtió en un plan meramente económico, que además es rechazado por Palestina y no cuenta con un respaldo claro del gobierno de Israel.
La cumbre convocada para la presentación del plan inició el lunes, pero el acto central fue ayer: Jared Kushner –yerno y asesor del presidente de Estados Unidos, Donald Trump– presentó una serie de gráficas y tablas en donde mostraba la cantidad de dinero que sería enviada a Palestina por medio de este plan de Estados Unidos, que limitó los envíos de dinero a esa zona pocos meses después de la asunción de Trump. Lo que no está para nada claro es la perspectiva política de la propuesta: se presenta como un “plan de paz”, pero no sólo no proyecta la construcción de un Estado palestino, sino tampoco el fin de la ocupación israelí, o cualquier medida que implique un cambio en la situación que actualmente viven Israel y Palestina. Algunos medios informaban ayer que los aspectos políticos de la propuesta se conocerán después de las elecciones de Israel, previstas para setiembre.
Esta ausencia de propuestas políticas hizo que el plan fuera rechazado de antemano por los dirigentes palestinos. El presidente, Mahmoud Abbas, no respondió a la invitación enviada por la Casa Blanca y advirtió que este es un “intento de soborno para acabar con los derechos del pueblo palestino”. Por su parte, el primer ministro, Mohammad Shtayyeh, afirmó: “No queremos vivir en un hotel de cinco estrellas bajo ocupación, sino vivir con dignidad”. Tanto ellos como otros jerarcas y dirigentes políticos palestinos aseguraron en declaraciones a distintos medios que el final del conflicto con Israel pasa por decisiones políticas y no por apoyos económicos, y no está claro cuál sería el cambio de escenario.
Posturas similares adoptaron países importantes de la región que juegan su papel en el conflicto, como Turquía, Irak y Líbano, que también rechazaron las invitaciones y no tomaron parte en el encuentro. A su vez, Israel, que apoya la iniciativa, está presente únicamente por intermedio del sector privado, ya que ante la negativa de los palestinos de asistir, Estados Unidos retiró la invitación a los representantes del Ejecutivo israelí.
Obviando estas críticas, Kushner aseguró ayer ante los presentes en la cumbre de Bahréin que “el desarrollo económico puede ser la ‘ocasión del siglo’ para Palestina si sus líderes tienen ahora el valor de aprovecharla”. El yerno de Trump presentó la propuesta que preparando desde hace dos años como una apuesta al desarrollo económico que sería “una condición previa para solventar, más adelante, un problema político aparentemente irresoluble”.
En términos concretos, lo que presentó Kushner es un plan para inyectar 50.000 millones de dólares en Palestina y en los países que tienen más refugiados palestinos: Egipto, Jordania y Líbano. Todos esos fondos serían destinados a proyectos delineados por Estados Unidos que se llevarían adelante bajo la ocupación israelí, sin que medie la participación del gobierno palestino.