“Se impuso la política sobre la confrontación”, dijo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, después de que su país llegara a un acuerdo con Estados Unidos sobre la migración para evitar la imposición de nuevos aranceles por parte de ese país. “Serán muy colaboradores y querrán hacer el trabajo correctamente”, advirtió su par estadounidense, Donald Trump, tras asegurar que México asumió más compromisos que los que se conocieron públicamente.
La pasada fue una semana de negociaciones entre ambos países después de que la Casa Blanca advirtiera a México que, si no avanzaba en su intento de frenar la migración a Estados Unidos, aumentaría el impuesto a las importaciones progresivamente a hasta 25%. Advertencia mediante, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, tuvo varias reuniones en Washington, hasta que el viernes se anunció el acuerdo.
El documento indica que México adoptará “medidas sin precedentes” para “frenar la inmigración irregular”, pero poco se conoce de los aspectos más concretos, excepto el anuncio que hizo Ebrard, el jueves, de que México desplegará una Guardia Nacional integrada por 6.000 efectivos en su frontera sur.
Los dos presidentes se jactaron de haber llegado a un acuerdo bueno para ambos países. Sin embargo, tanto en uno como en otro, dejó gusto a poco.
Todo indica que no es parte del acuerdo la financiación del Plan Marshall, que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y México impulsan para detener la migración en los países centroamericanos, antes de que llegue a México, algo que reclamaba el país latinoamericano. Tampoco está claro que México se haya comprometido a aumentar sus importaciones de productos agrícolas estadounidenses, tal como quería Washington e insinuó Trump en Twitter.
The New York Times informó ayer, después de hablar con negociadores de los dos países, que México no asumió ningún nuevo compromiso, sino que sólo reafirmó los que ya había adoptado anteriormente. Trump se apresuró a desmentirlo, por medio de Twitter, asegurando que “se acordaron algunas cosas que no se mencionaron en el comunicado” sobre el acuerdo, que serán reveladas “en el momento adecuado”.
Desvíos
En todo caso, si algo hace el acuerdo es el giro represivo que ha adoptado México en su política migratoria en los últimos meses.
López Obrador comenzó su mandato prometiendo una política de “puertas abiertas”, en el marco de la cual recibió a las caravanas de migrantes de los países del sur, y redujo las deportaciones inmediatas. Además, puso entre sus prioridades adoptar e impulsar un Plan Marshall para Centroamérica con financiamiento de Estados Unidos, para promover el desarrollo en los países de los que más huyen los migrantes: Honduras, Guatemala y El Salvador.
Sin embargo, rápidamente tuvo que acceder a un acuerdo con la administración Trump, que lo llevó a un cambio radical: aceptar a los migrantes deportados por Estados Unidos y deportar rápidamente a aquellos que llegaban a través de su frontera sur. Así, con respecto al gobierno de Enrique Peña Nieto, las deportaciones cayeron 38% en los primeros cuatro meses de la administración López Obrador, pero crecieron 67% durante los dos siguientes, abril y mayo.