El juez federal Vallisney de Souza Oliveira, de la 10ª Cámara Federal Criminal del Distrito Federal, imputó ayer al ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, al dar lugar a una denuncia presentada por el Ministerio Público Federal (MPF), que se basa en una actuación ilegal de la empresa constructora Odebrecht para obtener beneficios en negocios realizados en Angola. La denuncia indica que tanto Lula como los ex ministros Antonio Palocci –ex titular de la cartera de Hacienda– y Paulo Bernardo –a cargo del ministerio de Comunicación durante el gobierno de Dilma Rousseff– cometieron corrupción pasiva por haber aceptado, según el MPF, cerca de 64 millones de reales –unos 16 millones y medio de dólares– de la empresa en 2010 para, entre otras cosas, aumentar la línea de crédito del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) para obras en las que Odebrecht tenía participación en la mencionada nación africana.
Esta nueva acusación contra Lula, quien permanece encarcelado en la ciudad de Curitiba desde abril del año pasado por haber recibido supuestamente un apartamento en la localidad paulista de Guarujá, en el marco de la causa conocida como Lava Jato, llega pocos días después de que la Fiscalía solicitara al Superior Tribunal de Justicia que el líder del Partido de los Trabajadores pasara a cumplir su pena bajo régimen de prisión domiciliaria, por haber cumplido ya una sexta parte de su condena.
De todas maneras, el ex presidente se mostró cauto y en una entrevista publicada el miércoles por el sitio Diário do Centro do Mundo dijo respecto de su posible salida anticipada: “No me gusta alimentar expectativas, no hay nada peor para un preso que una expectativa frustrada”. Lula dijo además que no está dispuesto a usar una tobillera electrónica, porque ese mecanismo se usa “para los ladrones o para las palomas mensajeras”.
En la entrevista el ex mandatario criticó al actual presidente, Jair Bolsonaro, de quien dijo que “está debilitado ante los ojos de la sociedad brasileña” y que utiliza la política de “la peor clase de coroneles”. “Creo que él está debilitado ante los ojos de la sociedad brasileña, porque ganó las elecciones en base a un trabajo antipolítico realizado durante varios años a través de los medios de comunicación. Consiguió hacer creer que después de 28 años siendo diputado no era político”, afirmó Lula, quien dijo también que el cuchillazo que recibió durante la campaña electoral terminó favoreciendo al mandatario ultraderechista. “El cuchillazo lo sacó de los debates y eso fue buenísimo para él, porque realmente habría tenido muchas dificultades para participar en debates con otros candidatos. Se logró sacar de encima los debates, prefería dar entrevistas solo”, sentenció el ex presidente.