La controvertida reforma de la previsión social que pretende implementar el gobierno del presidente Jair Bolsonaro, los recortes presupuestales en las universidades públicas y el reclamo del aumento de las fuentes de trabajo son las principales demandas de las centrales sindicales y organizaciones sociales que convocaron para hoy en Brasil a un paro general de actividades, que se espera que tenga un alcance masivo en todo el país.

La jornada de movilización, que está fijada desde hace varias semanas, coincide además con una semana particularmente convulsionada políticamente en Brasil luego de las filtraciones de las conversaciones entre el ex juez y actual ministro de Justicia y Seguridad Pública, Sérgio Moro, y los fiscales de la causa del Lava Jato, divulgadas el domingo por el sitio The Intercept, en las que quedó en evidencia la intencionalidad de las partes en encarcelar, aun sin tener pruebas contundentes, al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

La mayor parte de los gremios del transporte de la mayoría de los estados brasileños confirmaron que se adherirán al paro, que se espera que sea uno de los mayores en el país en los últimos años. Ciudades como San Pablo, Porto Alegre, Recife, Belo Horizonte, Salvador y la capital, Brasilia, no tendrán transporte público, por lo que se aguarda una alta tasa de ausentismo laboral, más allá de los trabajadores que directamente se plegarán a las movilizaciones que habrá en centenares de localidades brasileñas.

Desde el gobierno no se ha hecho mayores referencias al paro, ya que en este momento el foco de la administración de Bolsonaro es salir del terremoto político que generaron las divulgaciones sobre Moro.

Por lo pronto, este jueves el mandatario salió en defensa de su ministro y por primera vez se refirió públicamente al tema.

En un contacto con los medios en Brasilia, Bolsonaro dijo que lo que hizo Moro “no tiene precio. Él realmente tiró hacia afuera y mostró las vísceras del poder y la complicidad que había con la corrupción. Petrobras casi quebró, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) en esta época entregó 400 millones de reales para los compañeros comunistas y para los amigos del rey que gobernaba acá. El ministro Moro forma parte de la historia de Brasil”, afirmó Bolsonaro.

El presidente además cuestionó la veracidad de los mensajes filtrados y afirmó que lo que sí hubo fue “una invasión criminal, más allá de si lo que se filtró es verdadero o no”.

Justamente hablando sobre las filtraciones, el periodista estadounidense Gleen Greenwald, uno de los responsables del sitio The Intercept y autor de la investigación que incriminó a Moro y a los fiscales de la causa Lava Jato, dijo que la reacción de los implicados en las escuchas es la misma que tuvieron en Estados Unidos cuando él divulgó el caso del agente informático Edward Snowden, quien filtró miles de documentos de la Agencia Nacional de Investigación estadounidense.

“En el inicio de la investigación de Snowden, el gobierno de Estados Unidos no sabía que teníamos pruebas y comenzó a mentir, pero nosotros probamos con documentos que sus argumentos eran falsos. Moro y el fiscal Deltan Dallagnol no pueden mentir, porque tenemos las evidencias y los hechos”, escribió Greenwald en su cuenta de Twitter.