Una veintena de personas esperaban a Julio María Sanguinetti, ex presidente y precandidato por el sector Batllistas del Partido Colorado, en una casa en Cerrito de la Victoria. El acto era organizado por la lista 20002000, del diputado Conrado Rodríguez y la edila Fátima Barruta. Al inicio de su discurso, Sanguinetti se refirió a los debates entre candidatos, tema que está en el tapete a raíz de que el presidente Tabaré Vázquez, en rueda de prensa, se mostró a favor del intercambio de ideas. El mandatario había dicho que, salvo Jorge Batlle, “no debe haber otro dirigente político que haya tenido tantos debates públicos” como él. Sanguinetti sostuvo que le “cuesta asumirlo”, ya que el último debate en el que participó Vázquez fue con él, previo a las elecciones de 1994, y es muy lejano en el tiempo. A todo esto, en su cuenta de Twitter, el precandidato colorado dijo que le gustaría debatir sobre los 14 años de gobiernos del Frente Amplio (FA) con el precandidato Daniel Martínez, a lo que este, en la misma red social, respondió dando a entender que está dispuesto al intercambio luego de las internas. En el acto, Sanguinetti contestó: “Antes o después, siempre estamos dispuestos a debatir porque tenemos convicción. Yo no estoy acá por ninguna expectativa personal sino por un proyecto político más amplio”.
Luego volvió a insistir con que el “prejuicio” del FA “contra el libre comercio y la salida a la globalización” es lo que “nos está condenando, encerrados en un Mercosur” que “no sólo es mediocre sino que ni siquiera nos mira”. “El gobierno uruguayo se dio el lujo de hablar mal de quien luego fue el presidente de Brasil. Y ahí esta, el señor [Jair] Bolsonaro marchó a Chile y se reunió con [el presidente de Argentina, Mauricio] Macri, y nosotros miramos cómo las cosas pasan por arriba nuestro, como si no fuéramos parte del Mercosur”, subrayó. “A uno podría no gustarle el señor Bolsonaro, pero acá lo dijeron los gobernantes, que son los que no tienen derecho a cuestionar y poner en riesgo el interés del país”, agregó. También dijo que Uruguay tuvo “toda la vida” relaciones con la Unión Soviética, que “era comunista, y nosotros no”; sin embargo, “manteníamos las relaciones porque no condicionábamos las relaciones diplomáticas y comerciales a la simpatía o no al régimen”.
Al cierre del acto, el precandidato dijo que la situación de Uruguay es “difícil” pero que él no es pesimista, ya que tiene “esperanza” en el cambio de gobierno. “Va a haber que cruzar el desierto con una cantimplora, pero al final está el oasis”, aseguró. Agregó que hay que hacerlo con convicción, responsabilidad y “sin demagogia”, que estos días “brota por todos lados en estas candidaturas fantasmas que han aparecido últimamente, que prometen el oro y el moro, y que el Estado va a dar esto y lo otro”. “Lo que tenemos que hacer es rescatar el equilibrio del Estado para poder generar el empleo necesario que hoy esta faltando”, finalizó.