Fue un rumor que empezó a correr en la tarde y alguien se lo preguntó al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro: ¿designaría a uno de sus hijos, el diputado Eduardo Bolsonaro, como embajador en Estados Unidos? El mandatario dijo primero que era una posibilidad que ya había evaluado anteriormente, viendo las ventajas y desventajas de tal designación. “Está en mi radar, es una posibilidad”, dijo, antes de señalar que no pondría en una situación fácil a su hijo, porque “no es fácil renunciar al mandato siendo el diputado más votado de Brasil”.

Eduardo Bolsonaro cumplió ayer los 35 años, la edad mínima exigida por la Constitución para ser parte del cuerpo diplomático, y preside la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados. Su padre dijo que sería una buena designación porque “él es amigo de los hijos de [el presidente estadounidense, Donald] Trump, habla inglés y español, ha recorrido el mundo”.

La participación del hijo de Bolsonaro en la política internacional ha generado roces entre el presidente y algunos de los integrantes del gabinete. Eduardo no solo forma parte de la comitiva presidencial sino que adopta posturas que no se condicen con las tradiciones de Itamaraty, igual que su padre. Por ejemplo, en su último viaje a Washington participó en varios eventos con un gorro de la campaña de Trump a la reelección.

Pero más tarde el rumor se convirtió en una certeza y el presidente anunció que designó a su hijo para que asuma la embajada de Brasil en Estados Unidos, y que solo falta que él decida si quiere o no asumir ese cargo.

“Imaginate al hijo de [el presidente de Argentina, Mauricio] Macri aquí en Brasil como embajador de Argentina. Tendría un tratamiento diferencial”, aseguró, defendiendo la designación de familiares para cargos de este tipo. En Brasil los gobiernos de todos los partidos han respetado la carrera de los diplomáticos a la hora de elegir a los embajadores, dejando la incidencia política únicamente en la elección del país de destino.

El diputado dijo en declaraciones a varios medios que aceptará la propuesta, aunque todavía no la recibió formalmente. Agregó que el tema está “encaminado” y que tiene “las credenciales” para ocupar el cargo. Acerca de su falta de trayectoria diplomática, dijo que cree que “muchas veces los países entienden que una designación política demuestra un compromiso mayor con una relación cercana entre los países”. “Creo que la nominación de una persona tan próxima al presidente sería visto con buenos ojos por los americanos”, agregó.

Una vez formalizada y aceptada la invitación, el nombre será enviado a Estados Unidos para que dé su aval y, finalmente, será sometido a votación en el Senado.