Los hechos de violencia producidos en el comienzo de la semana en Hong Kong, que terminaron con la destrucción parcial del edificio donde funciona la legislatura del territorio autónomo, generaron una reacción por parte del gobierno de la República Popular China, país que considera a Hong Kong bajo el estatus de Región Administrativa Especial.

Si bien durante los días anteriores las masivas movilizaciones de los ciudadanos hongkoneses fueron ignoradas por los medios de prensa chinos, este martes fue difundida la declaración sobre los hechos por parte del gobierno que encabeza el presidente Xi Jinping. Pekín emitió una fuerte condena a los manifestantes que asaltaron y destrozaron la legislatura de Hong Kong, calificando el acto de “totalmente intolerable”. En una declaración difundida por la agencia estatal de noticias Xinhua, la principal organización representativa del gobierno chino en Hong Kong –la oficina de asuntos de Hong Kong y Macao del consejo de Estado de China– dijo que estaba “conmocionada, indignada y condena enérgicamente” el vandalismo en el edificio del Parlamento, que se produjo cuando un grupo de manifestantes se escindió de una multitudinaria marcha pacífica realizada en el marco del 22º aniversario de la entrega de la soberanía de Hong Kong del gobierno británico al chino.

Por la naturaleza de los hechos, estos representan un desafío sin precedentes para Xi Jinping, y por ello el gobierno le pidió a Hong Kong que investigue la “responsabilidad penal de los delincuentes violentos” por “acciones ilegales graves”. Los manifestantes son pasibles de ser condenados a hasta diez años de prisión si son procesados y condenados por disturbios.

“Algunos elementos extremos utilizaron la violencia excesiva para asaltar el edificio de la legislatura y llevaron a cabo una serie de asaltos a gran escala. Esto es impactante, desgarrador e iracundo”, dice la declaración emitida por la entidad dependiente del gobierno chino. “Sus actos violentos son un desafío extremo para el estado de derecho de Hong Kong y socavan gravemente la paz y la estabilidad de Hong Kong. Es totalmente intolerable”, concluye el texto.

Bajo los términos de la entrega de 1997 del gobierno británico al chino, los habitantes de Hong Kong gozan de derechos y libertades inéditos en el resto de China. Pero los manifestantes que se han movilizado en las últimas semanas acusan al gobierno de Pekín de no cumplir con ese acuerdo por sus permanentes intromisiones en los asuntos locales hongkoneses. La tirante relación se tensó aun más a causa de un proyecto de ley que permite la extradición de ciudadanos de Hong Kong a China, norma cuyo análisis legislativo fue pospuesta debido a la reacción popular que generó.