A comienzos de junio la primera ministra de Reino Unido, Theresa May, presentó su renuncia al liderazgo del Partido Conservador y a su cargo, después de que fracasara varias veces en el Parlamento su acuerdo con la Unión Europea (UE) para la salida de su país del bloque. Este martes, cuando el Parlamento vote a su sustituto, May dejará el cargo y se convertirá en la segunda persona que sale de la residencia oficial de Downing Street como consecuencia del brexit; el primero había sido David Cameron, también conservador, quien renunció después de que el brexit ganó el referéndum pese a su oposición.
El camino hasta acá
A diferencia de otros países europeos, la renuncia de la primera ministra no significa el llamado a nuevas elecciones, sino que el Parlamento debe elegir quién la sucede sin intervención de la población. Fueron diez los candidatos que empezaron la contienda, pero a lo largo del proceso quedaron sólo dos, entre quienes se decidirá mañana: el ex ministro Boris Johnson y el canciller, Jeremy Hunt. El que resulte electo asumirá el miércoles.
Johnson y Hunt representan los dos sectores en los que está dividido el Partido Conservador desde que empezó a delinearse la posibilidad de que Reino Unido saliera de la UE. Un sector respaldó el brexit y el otro lo rechazó, en una campaña previa al referéndum que se caracterizó por la desinformación promovida por el primero de estos. Después, una vez aprobada la salida y ya sin Cameron, la división se reprodujo en torno a cómo sería esa salida y cómo quedaría la relación posterior con la UE: los primeros defendían el brexit “duro” y los segundos el “blando”.
May intentó ir por el camino del medio, aunque inclinada hacia el sector más moderado. Su renuncia es una clara demostración de que no tuvo éxito: tanto unos como otros manifestaron su molestia con el acuerdo que alcanzó la primera ministra con la UE, y este fue rechazado en el Parlamento.
El camino hacia adelante
Johnson es el favorito para ganar las elecciones de hoy, pero un gobierno suyo enfrentaría nuevas dificultades. En primer lugar, el ex ministro de May ha manifestado su desacuerdo con el brexit acordado por la primera ministra, por lo que debería renegociarlo con la UE, mientras que Bruselas no parece muy dispuesta a hacerlo. Después, debería reunir los respaldos necesarios en el Parlamento para que ese acuerdo sea aprobado, una condición necesaria para que se implemente. Los tories no descartan que Johnson opte por un camino radical: salir de la UE el 31 de octubre sin un acuerdo que establezca cómo será de ahí en más la relación entre el país y el bloque, algo considerado por muchos como un riesgo demasiado elevado, sobre todo para la economía británica.
Sin embargo, Johnson es el favorito, y el sector moderado de los tories, que respalda a Hunt, juega sus últimas fichas. Ayer fue el turno del ministro de Finanzas, Philip Hammond, quien dijo que, si gana Johnson, él dejará el cargo. No es un detalle menor: Hammond es considerado el responsable de que la economía británica no se haya derrumbado con la incertidumbre que se generó con el referéndum, en junio de 2016, cuando empezaron los vaivenes en la relación entre Reino Unido y la UE y entre los británicos en el Parlamento.
Hammond hizo su anuncio durante una entrevista con un programa de la BBC. El suyo es el tercer caso de un ministro que advierte que dejará el Ejecutivo si Johnson es designado primer ministro.