Más de 820 millones de personas en todo el mundo siguen pasando hambre, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentado ayer en Nueva York. Para las Naciones Unidas, alcanzar el objetivo de cero hambre para 2030 es “un desafío inmenso”.

De acuerdo con el estudio, en los últimos tres años el número de personas que padecen hambre se ha incrementado lentamente, con más de 820 millones de personas, una de cada nueve en el mundo, que siguen padeciendo hambre en la actualidad. Este número supone un retroceso con respecto a los niveles de 2010.

El hambre está aumentando en casi todas las subregiones africanas, lo que convierte a África en el continente con mayor prevalencia de subalimentación, situada en casi 20% de la población, mientras que en Asia alcanza a 11%. La progresión del hambre también afecta a América Latina, aunque su prevalencia todavía se sitúa por debajo de 7%.

En el informe se destaca que, además del hambre, la mala alimentación contribuyó a un sostenido aumento de la obesidad y de los índices de anemia. En 2017 el sobrepeso afectaba a más de 38 millones de niños menores de cinco años; África y Asia representaban 25% y 46% del total mundial, respectivamente. La anemia en las mujeres y la obesidad en adultos también están aumentando a nivel mundial: una de cada tres mujeres en edad reproductiva padece anemia, y más de uno de cada ocho adultos, aproximadamente 672 millones de personas, son obesos de acuerdo con el estudio.

Si bien el problema de la obesidad es más significativo en América del Norte, resulta preocupante que incluso África y Asia, que siguen presentando las tasas de obesidad más bajas, también estén mostrando una tendencia ascendente en ese rubro. Además, el sobrepeso y la obesidad están aumentando el riesgo de contraer enfermedades no transmisibles, tales como la diabetes tipo 2, la hipertensión, los ataques cardíacos y algunas formas de cáncer.