El ministro de Justicia de Brasil, Sérgio Moro, tenía previsto comparecer ayer en tres comisiones de la Cámara de Diputados, pero logró hacerlo sólo en una durante una sesión que duró más de ocho horas. Si el pasaje de Moro de juez de la operación Lava Jato a ministro de Justicia del presidente Jair Bolsonaro generó polémica en su momento, el ex magistrado recibe ahora fuertes cuestionamientos, provenientes de un sector de la política y la sociedad brasileña, por las revelaciones que ha hecho desde mediados de junio el sitio The Intercept. Lo que se filtró es una serie de conversaciones entre los fiscales y el juez de la Lava Jato, que generan muchas preguntas sobre la actuación de unos y otros en el proceso judicial que determinó, entre otras cosas, el encarcelamiento del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y la imposibilidad de que participara en las elecciones presidenciales que se celebraron en Brasil en 2018.
La jornada legislativa de Moro empezó a las 14.00 en la Comisión de Constitución y Justicia, ámbito en el que fue duramente cuestionado por diputados opositores mientras desde el oficialismo se hacía hincapié en que comparecía como invitado y no como investigado ni como acusado. La dinámica de la sesión fue compleja. Hubo constantes interrupciones por cruces entre los diputados y aplausos a las declaraciones de unos y otros, mientras el presidente de la comisión, el oficialista Felipe Francischini, amenazaba con suspender la sesión.
Moro mantuvo la postura que hace dos semanas había expuesto en la Cámara de Senadores. Se mostró como la víctima de un hackeo que buscó debilitar la causa judicial que investiga la corrupción en torno a Petrobras. “El objetivo principal [de la filtración] es invalidar las decisiones de la operación Lava Jato e impedir nuevas investigaciones”, afirmó el ex juez. El hackeo “no fue de un adolescente con granos frente a una computadora”, sino que lo hicieron profesionales, sostuvo, y subrayó que ni él ni ninguno de los involucrados confirmó la veracidad de los mensajes que se han publicado.
Moro también se pronunció sobre los mensajes revelados, en los que aparece haciendo sugerencias y hasta rezongando al responsable de los fiscales de la Lava Jato, Deltan Dallagnol; reconociendo haber orientado las declaraciones de los acusados que colaboraron con la Justicia e incluso manifestando dudas sobre algunos pasos que había dado la investigación. El ex juez consideró que se trata de mensajes “triviales” y aseguró que son “habituales” en el escenario jurídico brasileño los intercambios entre jueces y fiscales. En el sistema judicial brasileño el fiscal es el responsable de llevar adelante la investigación que debe presentar ante el juez, que debe mantenerse imparcial durante todo el proceso. “Lo que existe en este caso es una invasión criminal de hackers a teléfonos celulares de agentes públicos”, dijo. Las conversaciones “no pueden ser consideradas pruebas” porque fueron obtenidas de forma ilícita y su autenticidad no está demostrada, agregó.
Después del ministro hablaron los diputados, en su mayoría opositores. “Estas son sospechas graves. Lo que está en juego es la legitimidad y la equidad de nuestras instituciones y de la lucha contra la corrupción”, dijo la diputada comunista que se presenta como Professora Marcivânia. Por su parte, desde el Partido de los Trabajadores (PT) se pidió la conformación de una comisión parlamentaria que investigue el caso y entregue sus conclusiones a la Justicia.
Cuando le tocó el turno de responder, Moro aseguró que “no se corresponde con los hechos” que lo acusen de haber prevaricado o de haber actuado con motivaciones políticas, y volvió a señalar sus dudas sobre el origen de los mensajes. Algunos diputados oficialistas lo defendieron y acusaron a los opositores de querer obstruir la operación Lava Jato para no ser investigados ni ellos ni sus respectivos partidos.
Las declaraciones de Moro no apaciguaron las inquietudes de los diputados opositores: “Lo suyo no es imparcialidad”, lanzó la diputada del PT Erika Kokay, quien lo acusó de “desmoralizar la operación Lava Jato y el combate a la corrupción”. Por su parte, la también petista Maria do Rosário dijo a Moro: “Tengo la convicción de que usted es un juez parcial, de que su acción judicial fue motivada por intereses personales. Ayudó a derrumbar a la izquierda”. Concluyó su exposición planteando una pregunta que se repitió en el transcurso de la tarde: “¿A usted le parece natural haberse convertido en ministro de quien benefició ordenando la detención de su principal adversario político?”.