Los paraguas pintaron varias cuadras de las principales avenidas de Hong Kong ayer, cuando miles de personas salieron a las calles a protestar contra el gobierno bajo una lluvia constante. Fue una marcha pacífica, en la que se avanzó caminando con familias enteras y personas mayores, lejos de las últimas, que habían sido protagonizadas por los jóvenes y habían terminado en enfrentamientos con la Policía. Justamente, el lema de la marcha de ayer era “Erradicar el caos policial”, en rechazo a la actuación de los funcionarios.

La de ayer fue la undécima protesta consecutiva en Hong Kong. Las acciones comenzaron en rechazo a un proyecto de ley que habilitaba las extradiciones a China, entre otros países, y se fueron transformando en un reclamo masivo por más democracia en la ex colonia que está bajo la soberanía de China. El proyecto fue retirado por el gobierno local, pero los manifestantes tienen otros cuatro reclamos: amnistía para todos los detenidos, investigación de la actuación policial, derogación del delito de “revuelta” e instauración de un sufragio universal efectivo.

La semana pasada China movilizó tropas hacia la frontera con Hong Kong. Aunque públicamente sigue descartando una eventual intervención en la situación, sí ha hablado de “acciones terroristas” que afectan sus intereses en Hong Kong y ha advertido a los manifestantes que cualquier posibilidad está sobre la mesa.

En los últimos días también se ha sumado la palabra del presidente estadounidense, Donald Trump. Ayer le advirtió a su par chino, Xi Jinping, que cualquier acuerdo comercial entre ambos países estará sujeto a lo que suceda en Hong Kong. Trump dijo en declaraciones a los medios que un acuerdo comercial sería “muy difícil de hacer” si China actúa con violencia contra los manifestantes. Además, Trump sugirió a Xi que se reúna con los manifestantes para resolver “algo que sea bueno para todos”.