El gobierno de Pakistán resolvió expulsar al embajador indio y suspender el comercio bilateral con India, luego de sugerir que su país vecino podría llevar a cabo una limpieza étnica en la región de Cachemira, donde las tensiones siguen en aumento después de la decisión de Nueva Delhi de revocar el estado especial del estado y dividirlo en dos.

En medio de un apagón de comunicaciones sin precedentes en Cachemira, el gobierno indio anunció el lunes que cambiaría drásticamente su relación con el estado, revocando el estatus especial que el territorio recibió a cambio de unirse a India después de la independencia, en 1947. La medida generó una respuesta enérgica del gobierno de Pakistán, que también reclama Cachemira y ha librado dos guerras con India por el territorio. Por otra parte, el Ejecutivo paquistaní que encabeza el primer ministro Imran Khan comunicó que cortará el escaso comercio bilateral entre ambos países y revisará los acuerdos bilaterales entre ambas potencias nucleares. Paralelamente, la cancillería paquistaní expresó mediante un comunicado que presentará ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la decisión india de enmendar el lunes el artículo 370 de la Constitución, que daba autonomía a la región de Cachemira.

Pakistán considera que la iniciativa tomada por el gobierno indio encabezado por el nacionalista Narendra Modi es una acción ilegal porque Cachemira está reconocida internacionalmente como un “territorio disputado” y sujeta a las resoluciones que a lo largo de los años ha emitido el Consejo de Seguridad de la ONU.

Pakistán califica la decisión india de “una anexión” de Cachemira; incluso algunos jerarcas han comparado esta situación con la cuestión de Palestina e Israel. “Pakistán no debe permitir que Cachemira se convierta en otra Palestina”, afirmó ayer el ministro de Ciencia y Tecnología, Fawad Chaudhry, en un discurso ante el Parlamento que aprobó una resolución de condena a la medida india. “Tenemos que elegir entre el deshonor y la guerra”, agregó el ministro. El Ejército paquistaní aseguró que hará “todo lo necesario” para apoyar a los cachemires, después de que en febrero ambos países vivieran su peor escalada bélica en décadas, que incluyó bombardeos y derribos de cazas.

Desde el anuncio del gobierno indio, Cachemira vive bajo fuertes restricciones, que incluyen el corte de todas las comunicaciones y la limitación de las reuniones públicas, además del arresto domiciliario de líderes desde hace varios días en el conflictivo territorio, en el que además se produjo un aumento de soldados en la zona, una de las más militarizadas del mundo.