Mientras la plana mayor del gobierno argentino se encuentra en Nueva York, donde participa en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, en Buenos Aires organizaciones sociales y sindicales se movilizaron ayer para reclamar por las condiciones de vida generadas por las políticas económicas de Mauricio Macri. Entre otras entidades, se manifestaron Barrios de Pie, el Frente de Organizaciones en Lucha y el Partido Obrero.

Los manifestantes protestaron por la profundización de la crisis económica que siguió a las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), el 11 de agosto, y reclaman que se adopten medidas. Hasta la semana pasada exigían que se prorrogara la emergencia alimentaria, lo que ya hizo el Congreso; ahora exigen un paro con movilización de los sindicatos, que se abran los cupos para los planes sociales y que se dupliquen los montos que se otorgan por estos. La movilización, que se desarrolló en varios puntos de la capital argentina y convocó a cientos de personas, no sólo es una nueva presión para el gobierno, sino también una señal previa para una eventual gestión de Alberto Fernández, el candidato del Frente de Todos, quien casi con seguridad será el próximo mandatario argentino.

Antes de que las protestas comenzaran, el gobierno ya las estaba criticando. El ministro de Justicia, Germán Garavano, dijo que se podía configurar el “delito de sedición”, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, aseguró que la movilización tenía “objetivos de provocación”.

En otro terreno

Mientras tanto, en Nueva York, representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI) recibieron al ministro de Hacienda argentino, Hernán Lacunza, y al titular del Banco Central, Guido Sandleris. El objetivo de la delegación es que el FMI libere la próxima tanda del préstamo, unos 5.400 millones de dólares, algo que el organismo todavía no ha hecho. David Lipton, el director interino del FMI desde la salida de Christine Lagarde –que se fue a liderar el Banco Central Europeo–, dijo que el organismo va a ayudar a Argentina “a responder a la difícil situación y los tiempos desafiantes que se avecinan”, pero no se refirió explícitamente al próximo desembolso.

En agosto una delegación del FMI visitó Argentina para controlar que el país hubiera cumplido, en el primer semestre, con las metas establecidas con el organismo. Eso sí sucedió, pero el descalabro generado tras las PASO tuvo una serie de consecuencias: causó una nueva devaluación del peso argentino, aumentó las advertencias de que el país puede caer en default e hizo crecer las voces que hablan de una renegociación de la deuda, todas señales que parecen estar haciendo que el FMI se tome su tiempo antes de decidir.