El presidente argentino Alberto Fernández afirmó que las pruebas conseguidas hasta ahora sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman “no dan lugar a pensar que hubo un asesinato”, y dijo que la pericia de Gendarmería sobre ese hecho “parece carecer de todo rigor científico”.

En declaraciones recogidas por el portal Tiempo Argentino, el mandatario se refirió al caso Nisman, que volvió a tomar notoriedad en los últimos días por una serie documental sobre el tema que está disponible en Netflix. Nisman estaba al frente de la unidad de investigación del atentado perpetrado contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina el 18 de julio de 1994, en el que murieron 85 personas.

Luego de la firma en 2013 de un memorándum de entendimiento entre el gobierno argentino presidido por Cristina Fernández y el de la República Islámica de Irán –nación acusada de estar detrás del atentado–, Nisman impulsó una denuncia contra la mandataria, el fallecido canciller Héctor Timerman y otros funcionarios al considerar que hubo al menos un intento de encubrimiento de los acusados por el ataque. Pero un día antes de ir al Congreso a explicar su acusación, en enero de 2015, Nisman fue encontrado muerto con un balazo en la cabeza en el baño de su apartamento. La causa de la muerte del fiscal nunca fue esclarecida.

El presidente afirmó que la teoría del asesinato está sostenida por “una pericia de Gendarmería que parece carecer de todo rigor científico”. El presidente minimizó así declaraciones suyas de hace alrededor de dos años, cuando dijo “hasta el día de hoy dudo de que se haya suicidado”, expresiones que aparecen en el documental estrenado el primer día de este año.

“Yo soy un abogado y ante una muerte como esa siempre me permito dudar. Sin embargo, siempre dije que esa duda me llevaba a afirmar la teoría de la novela policial. ‘Dime quién se beneficia con el crimen y te diré quién es el asesino’”, aseveró el mandatario. Fernández agregó que “siendo así era obvio que si se trataba de un crimen, Cristina” Fernández de Kirchner –presidenta al momento de ese hecho– “era la única perjudicada”, y “por lo tanto ella debía ser ajena al hecho”.