La mayoría de los escoceses votaron en contra de la salida de Reino Unido de la Unión Europea en el referéndum de 2016, un elemento del que el gobierno del Partido Nacionalista Escocés (PNE) se ha aferrado para reclamar una nueva votación para independizarse.
El Parlamento escocés aprobó este jueves una moción del gobierno de Nicola Sturgeon en la que simbólicamente se reconoce “el derecho soberano del pueblo escocés a determinar la forma de gobierno que mejor se adapte a sus necesidades” y se reafirma que se ha producido “un cambio material en las circunstancias desde 2014”, cuando se realizó el referéndum sobre la independencia.
En ese entonces 55% votó a favor de la permanencia en Reino Unido y el gobierno escocés, también en manos del PNE, acordó con el entonces primer ministro británico David Cameron que no volvería a promover una votación de ese tipo por otra generación. Ahora el PNE argumenta que hubo un cambio fundamental para los escoceses que amerita la repetición del referéndum y asegura que fue mandatado por la gente para plantear este reclamo con la victoria en las tres últimas elecciones.
Sturgeon aseguró el miércoles en el Parlamento que el brexit tendrá “graves consecuencias para la economía escocesa” y que quitarles a los escoceses la posibilidad de decidir si quieren independizarse para reintegrarse a la UE sería “una afrenta a la democracia”.
Además, en otra decisión que contraría a Londres, el Parlamento escocés decidió que la bandera del bloque europeo siga ondeando en el Parlamento local, aunque el país deje las instituciones comunitarias. De acuerdo con una encuesta presentada ayer por YouGov, actualmente 51% de los escoceses respaldan la opción de la independencia. Estos reclamos han recibido una dura negativa del primer ministro británico, Boris Johnson, que ha llamado a las autoridades escocesas a respetar el acuerdo de que una votación de este tipo se llevará a cabo únicamente “una vez en una generación”.