Luego de dos extensas y agrias jornadas de debate que tuvieron lugar el sábado y el domingo, y de una primera votación, en la que –como se preveía– no obtuvo la mayoría absoluta, este martes el socialista Pedro Sánchez será investido presidente del gobierno español, en la sesión que comenzará sobre las 8.45 (hora uruguaya).

En la primera votación de su investidura el domingo, Sánchez –líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE)– se quedó a nueve votos de obtener la mayoría absoluta que necesitaba, que era de 175 apoyos, pero al conseguir 166 adhesiones –164 votos en contra y 18 abstenciones– quedó latente en el ambiente que, de no mediar nada extraño, será elegido en la sesión de este martes, en la que simplemente necesita más aprobaciones que reprobaciones para ser electo, una circunstancia que no se dio en las dos investiduras fallidas anteriores.

Antes de la votación de este martes tendrá lugar un debate mucho más corto que el del fin de semana. Sánchez dispondrá de diez minutos como máximo para intervenir, y el resto de los portavoces partidarios tendrá cinco minutos cada uno.

Pese a que todo indica que los socialistas tendrán los votos necesarios para la investidura de Sánchez, no quieren confiarse, y es por ello que pidieron expresamente a todos sus diputados que pasaran la noche de este lunes en Madrid, ante la eventualidad de que el tráfico o alguna otra circunstancia no les permitiese llegar en tiempo y forma al Congreso para estar presentes durante la crucial instancia. Además, una de las legisladoras que iban a votar a favor de Sánchez el domingo vía electrónica pero que finalmente no lo pudo hacer, la catalana Aina Vidal, diputada de En Comú Podem, prometió que “no fallará” este martes. Según informó El País de Madrid, Vidal anunció que padece cáncer y que tardará un tiempo en volver a su actividad parlamentaria, pero dijo que “por nada en el mundo” se perdería una investidura que llevará a un “gobierno que ponga la vida en el centro”. Vidal, de 34 años, reveló que recientemente se le diagnosticó un cáncer “raro, extendido y agresivo” que le provoca un intenso dolor, por lo que el domingo no pudo estar en Madrid.

El debate previo a la votación de investidura del fin de semana estuvo signado por los violentos intercambios entre los legisladores, particularmente el domingo, cuando le tocó el turno de hablar a la portavoz del partido izquierdista vasco EH-Bildu, Mertxe Aizpurua. Desde el sector donde estaban los grupos de derecha comenzaron los gritos de “asesinos”, “terroristas” y “pide perdón”, haciendo alusión a que este sector político vasco es considerado por ellos como el brazo político de la extinta organización armada Euskadi Ta Asakatasuna (ETA). Además, como gesto de rechazo hacia la intervención de la legisladora vasca, el diputado del Partido Popular Adolfo Suárez –hijo del primer presidente democrático de España tras el franquismo– le dio la espalda durante su intervención. El clima de confrontación que se generó durante la sesión fue tal que en más de una ocasión la presidenta del Congreso, la socialista catalana Meritxell Batet, tuvo que intervenir para amparar el derecho a la libertad de expresión de la portavoz de EH-Bildu. La presidenta del Congreso aseguró que durante el debate escuchó afirmaciones “absurdas”, “execrables” y algunas “falsas”, pero que su obligación es garantizar la libertad de expresión. “Hubo otras épocas en las que no se permitían las criticas al gobierno; por suerte esas épocas han pasado”, afirmó Batet, zanjando la polémica.

Otros legisladores también se expresaron sobre la desagradable situación vivida en el Congreso. El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, escribió en su cuenta de Twitter: “Todos los diputados del Congreso tienen derecho a tomar la palabra sin que les llamen asesinos o terroristas. Nosotros no llamamos fascistas, ladrones o criminales a los diputados de la derecha cuando toman la palabra. Debemos a la gente educación y respeto a las instituciones”.

Por su parte, Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida pero que fue electo diputado dentro de la coalición Unidas Podemos, también se expresó al respecto en Twitter. “‘Traidores’, ‘golpistas’, ‘terroristas’ o ‘asesinos’ son algunos de los calificativos que desde las bancadas de las derechas radicalizadas nos dedican a los portavoces de otros grupos. Una derecha fanática, guerracivilista y pirómana que nunca supo perder en las urnas”, escribió Garzón, quien, según trascendió, integrará el gabinete de Pedro Sánchez como ministro de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.